sábado, 31 de marzo de 2018

Día 3 - Skogafoss, Solheimajökull

Despertarse frente a una cascada de 60m no tiene precio. El frío que puedes llegar a chupar al acercarte demasiado, tampoco.😂😂😂

Nada más vestirnos y visitar Skogafoss brevemente, nos dirigimos hacia el glaciar. Tenemos la excursión a las 9.30 y preferimos llegar y desayunar allí para que no haya problemas. Así que nada más llegar a Solheimajökull, además de poner las calles, ahí que plantamos el hornillo para preparar el desayuno.

Tras coger fuerzas, conocemos a Olaf, nuestro guía, Oli para los amigos, y a partir de aquí yo me paso con la chorrada de 'me gustan los abrazos calentitos' todo el día en modo repeat en mi cabeza.😂😂😂 Nos dan los crampones y el piolet y ahí nos vamos de camino al glaciar. Antes de entrar al glaciar, nos colocamos los crampones y ahí que vamos.

Al principio, cuesta caminar con ellos pues hay que pisar en plano pero en seguida te habitúas. Al comienzo del plato del glaciar, nos encontramos con una estructura que Olaf nos cuenta que se usa para medir el deshielo que ocurre en un año puesto que cada año se pierden aproximadamente 20cm de grosor. Vemos hasta donde llegaba el glaciar hace 20 años e impresiona.

Seguimos poco a poco hasta llegar a un mild, es decir, un agujero vertical o casi que suele ser muy profundo producido por el agua. Se ve perfectamente el color azul del hielo, el negro de la ceniza. Y ya, en el siguiente mild, nos adentramos en él. ¡Incluso bebemos agua del glaciar!

Poco a poco, vamos avanzando por el mismo y aprendiendo más curiosidades. A la bajada, empezamos a cruzarnos con los múltiples grupos que hay. Algunos, muy poco preparados. Incluso vemos como una chica se cae como si fuera un saco de patatas. Otra chica que sube va con un bolsón de mano enorme. Cosas impensables, vamos.

Al final, ya en la oficina de la excursión, aprovechamos para asearnos y un tentempié tras la subida. Nos despedimos de Olaf y ponemos rumbo a Vik. La idea es visitar las playas negras que nos pillan de camino e ir al supermercado. Pero a medida que nos acercamos, el tiempo cada vez empeora más, empieza a nevar, así que como necesitamos comprar algunas cosas sí o sí, decidimos ir a Vik directamente.

Nada más llegar, aparcamos en el supermercado. Se está poniendo el tiempo bastante feo. Hacemos acopio de provisiones, especialmente fruta y pan, y en el mismo aparcamiento, preparamos la comida: ensalada y hummus. Vemos en la web road.is que las carreteras están mejorando así que cogemos rumbo a kirkjubæjarklaustur para estar más cerca de nuestra próxima visita. Podíamos ir hasta Skatafell pero el chico de Campeasy no nos recomendó ese camping así que preferimos quedarnos un poco más lejos pero en otro camping.

¡Y menudo acierto! Casi dos horas más tarde llegamos al camping. Miramos un poco las instalaciones, cogemos monedas para la ducha y nos parece lo más tener opción de una ducha de 5 minutos y poder secarnos el pelo en un secador de manos. Viajar te suele hacer apreciar las pequeñas cosas que en casa das por sentado. Como, por ejemplo, ese momento en el que cae un copo de nieve perfecto con forma de estrella de seis puntas sobre tu cazadora, que parece que estuviera troquelado, y te parece el mejor momento del día.

Tras el momento ducha y fliparlo tanto, llega el momento colada y el momento cocina. Nos venimos arriba y montamos el tenderete en la parte delantera mientras preparamos tortilla de patatas. La cena nos sabe a gloria. Así de simple. Poco más que recoger todo, lavarnos los dientes y a dormir.

viernes, 30 de marzo de 2018

Día 2 - Pingvellier, Geysir y Gullfoss

La noche no se nos ha dado del todo mal para ser novatos. Sobre las 6.30 hemos hecho una parada en nuestro sueño y volvemos un rato entre los nórdicos, esta vez, mejor colocados que se ha notado pero bien.

A las 8.00 ya, mientras unos pasan por el baño para acicalarse, vamos preparando el desayuno. Los vecinos también se van moviendo. Una vez recogido todo, nos vamos a nuestra primera parada: Pingvellier.

Bien ataviados con toda la ropa de invierno, empezamos a recorrer la falla que cada año se separa 2cm. Increíble el paisaje, las vistas, la calma. Lo que nos sorprende es la cantidad de gente que hay: se nota que es una zona a la que la gente llega en excursiones de día desde Reykjavik. Pasamos cerca de dos horas visitando la falla, la cascada Oxarafoss y, como no, Logberg, el monte de las leyes, donde cerca de 930 se constituyó la primera institución parlamentaria, lugar que para los islandeses es emblemático y en el que, entre otras, celebraron la proclamación de la independencia de Dinamarca el 17 de junio de 1944.

De vuelta en la furgo, antes de arrancar, un pequeño piscolabis para recargar fuerzas. De vuelta a la carretera. Detrás aprovecho para echar una siesta. 😜😜😜En nada llegamos a Geysir. Para mí, el agua en la naturaleza siempre está asociado a frío, a manantial. Y sin embargo, aquí, el agua sale de la tierra a más de 100°. Uno de los géiseres ya no está activo pero el otro sí. Ahí nos pasamos un buen rato viendo diferentes explosiones, cada una distinta. Es muy curioso pensar que este fenómeno se genera a cientos incluso miles de metros tierra adentro. Más nos sorprende aún el color azul turquesa que se llega a apreciar en el agua. Tras una parada en el baño, volvemos a arrancar la furgo.

En cosa de 10 minutos llegamos a Gullfoss. Pero antes de visitarlo, parada técnica para comer que casi son las 3. Sin mucha complicación: algo de picar y un yogur y a seguir tirando.

Salimos y nos acercamos al acantilado. Sí la cascada es una pasada, la garganta que se ve en la otra dirección, impresiona. Y más con el sol que empieza a salir y el arco iris que se ve sobre la cascada. De verdad que es impresionante. Y en cuanto cae la tarde, tiende a enfriar. Subimos a la parte de arriba, al mirador, y tras el momento foto, nos sentamos media hora a tomar un café mientras cargamos todos los aparatos electrónico (especialmente las cámaras). Esto es sacar rendimiento a un café y lo demás, tonterías. 😂😂😂

Como la carretera está cortada, tenemos que desviarnos para llegar a Fludir y de ahí seguir el viaje hasta Skogafoss. Sorprendente que nos encontramos 500m de carretera dónde está nevando y se ve nieve acumulada y a los pocos minutos, despejado. En unas dos horas llegamos al camping, trayecto que aprovechamos para hacer limpieza en el foto y escribir en los respectivos cuadernos de viaje.

Llegamos sobre las 21.00 a Skogafoss. Es un lujo poder dormir frente a una cascadas. Hacemos la colada, lavamos los platos y una cena rápida con géiser incluido.😂😂😂

jueves, 29 de marzo de 2018

Día 1 - Islandia

Poner la alarma para que suene en 2h45min, pica. Pero más pica cuando a las 3:37 suena el despertador. Tiempo para un café, recoger el lavavajillas y la ropa tendida (una es apañada), cargar el coche con las mochilas y el 'fiambre', aka, una maleta de deporte llena de comida, sacos de dormir y palos nórdicos.

Carretera vacía y llegamos bastante bien a pesar de la lluvia. Cualquiera mueve al fiambre del parking al aeropuerto. Solución: carrito. Así aparecemos, cuatro montañeros de pega con sus mochilas y una maleta envuelta en celofán en un carrito. Para vernos.😂😂😂

El aeropuerto está que parece las rebajas: a reventar. Pesamos al fiambre; 20kg. Todo perfecto. Cola para facturar, cola para pasar el control y corriendo a la puerta de embarque. Objetivo: no meter las maletas en bodega que ya nos han avisado. Y la primera sorpresa llega en el avión cuando veo que dos filas por delante se sientan mi mi ex-jefa y mi ex-jefe. What are the odds!

El primer vuelo pasa rápido entre el café y la siesta. Una escala en Frankfurt para despejarnos un poco y siguiente vuelo rumbo a Reikyavik. Sorpresa al esperar un snack solo y vemos que Lufthansa se porta genial y nos da una comida en condiciones. Las 3h y 10min pasan rápido entre la comida con la cervecita y la siesta posterior. La aproximación a la capital en avión merece la pena hacerla pegada a la ventanilla: el paisaje ya deja claro que estamos en un país totalmente distinto en el que la nieve casi llega al mar y la vegetación es prácticamente inexistente. Ni hablar de las pocas casas que se ven. Eso sí, el

En el aeropuerto cogemos un autobús de la compañía Reikyavik excursion que nos deja en la parada de autobús. Claro está que nada más montarnos ahí encontramos a otros 3 euskaldunes. Si es que 'euskara ahoan, ibili munduan'. Tanto el autobús, como el taxi hasta la empresa en la que hemos contratado la furgoneta, los paga dicha empresa así que, muy bien.

Ahí aparecemos, 4 mochileros de pega en Campeasy dispuestos a recoger nuestra furgoneta. Nos explican detalladamente todo lo referente a Islandia y la furgoneta. La verdad es que la primera impresión es buena: más espaciosa de lo que esperábamos, incluso más nueva. Así que la primera visita está clara: el supermercado Bonus (el conocido crédito de todos los viajeros). Con la compra hecha, nos lleva un buen rato colocar todos los bártulos, pero el Tetris se nos da genial.

Arrancamos ya de camino a Pingvellier. Impresiona el paisaje. De camino paramos en un pequeño merendero para unas fotos. Seguimos para tantear el horario de la falla que vamos a visitar mañana y la rasca incluso haciendo sol es llamativa.

Empieza a anochecer y nos acercamos al camping. Todavía nos quedan unas horas para hacernos con la furgoneta: organizar camas, preparar cena (sopa y algo de picar) y a eso de las 23.30, damos por finalizado el día.