viernes, 7 de enero de 2022

Día 14 - Nolita

Y sigue lloviendo como si no hubiera un mañana. Así que toca cambio de planes. Dejamos para mañana lo último que nos queda y hoy aprovechamos para cosas que son a resguardo.

Comenzamos por la zona de Rockefeller donde visitamos las tiendas de Nintendo (esperábamos más, aunque sí que tienen una vitrina con la evolución de las consolas), la juguetería clásica FAO (donde evidentemente tocamos el piano de Big), American Girl (algo de lo más yanki) y Lego.

Finalizada la zona, decidimos coger un bus que nos lleve al sur, hacia Nolita. Cuando estando esperando en la parada vemos pasar corriendo por en medio de la calzada un chico, seguido de dos guardias de seguridad. A los pocos segundos, sale de la nada un coche secreta que acelera que da gusto. En los siguientes segundos, no hacen más que aparecer coches de policía. ¡Parece de película! Txintxo-txintxo nos montamos en el bus según viene y dejamos atrás una calle en la que se encuentran varios de los coches policía que hemos visto pasar, así como el coche secreta.

Ya en la zona de Nolita, además de visitar alguna que otra tienda, vemos Essex Market, un mercado de comida con buena pinta, la verdad, aunque la zona no nos parece precisamente la más segura.

Cambio de planes: el Olentzero nos dejó una experiencia que decidimos canjear; una comida clandestina en Burger Joint. El local está muy bien y la comida muy buena aunque como recomendación: no os vengáis arriba con la doble.

Finalmente decidimos volver andando a casa para bajar un poco la comida. Al llegar, comenzamos con la primera organización de la maleta de vuelta: poco a poco esto se acaba.


jueves, 6 de enero de 2022

Día 13 - Let's go Knicks

¿Qué mejor que arrancar un gélido día que subiendo a las alturas para comprobar si los -7 con sensación térmica de -14 se convierten en algo peor?

Bien abrigados, nos vamos al bus, no a nuestro habitual pero tampoco es que tengamos que caminar mucho más. De esquina a esquina. Para las 10, llegamos al último observatorio: el top of the rock. Como en el resto, aquí también te hacen una foto al inicio que luego te intentan vender con un Photoshop por el módico precio de unos 30 dólares. Cuenta con 3 alturas desde las que observar la ciudad: eso sí, el tríptico que tienen para identificar las vistas está cuanto menos, anticuado. Las mejores vistas, por el simple hecho de ser sin cristal y 360 son las de la última planta. En nuestro caso, además, agradecemos el sol y los cristales en las otras plantas que sirven para resguardarnos del frío.

Finalizada la visita, nos vamos en metro hacia el meatpacking, antiguamente zona del matadero r convertida, donde hacemos la pausa café en el Starbucks Reserve. Un concepto y una estética muy bonita pero no merece el sobrecoste del café.

Antes de que se vaya toda la luz del día, comenzamos con el recorrido or Little Island, una isla artificial reciente te inaugurada en la que se encuentran distintos espacios para estar, jugar, incluso componer música. Un lugar de lo las agradable. Desde ahí nos dirigimos a Chelsea Market, antigua fábrica de galletas hoy en día convertida en mercado. 

A primera hora de la tarde, comenzamos con el High Line, antigua línea del tren convertida en paseo. Por el camino, vemos varios grafitis así como la supuesta casa de Sting (según nos comenta un transeúnte). Al final del paseo, tras un tentempié con los últimos rayos del sol, nos encontramos de frente con dos de las estrellas de la zona: the Shed y the Vessel. Este último se puede visitar desde dentro pero no se puede subir todavía.

Con los últimos rayos de sol, entramos al centro comercial para atemperarnos un poco. Las bajas temperaturas hacen mella y se agradece el refugio.

Finalmente, decidimos ir con tiempo hacia la última parada del día: el Madison Square Garden para el partido de la NBA de los Knicks vs Indiana Pacers. Primer partido de baloncesto de mi vida, jjjjj. Lo cierto es que es todo un show en sí, independientemente del partido, que merece la pena ver: cheerleaders, lanzamiento de camisetas, juegos con los aficionados,... Imposible aburrirse. Al acabar, de vuelta a casa: ha sido un día largo.



martes, 4 de enero de 2022

Día 12 - Contrastes

El día comienza temprano ya que a las 7:40 pasan a buscarnos para la famosa excursión de contrastes. Y desde luego que agradecemos que parte del día sea en furgoneta porque estamos a -2 connsensacuon térmica de -6.⛄⛄⛄

Tras recoger al resto, nos dirigimos hacia el Bronx donde realizamos varias paradas para ver el estadio de los Yankees, algunos grafitis y alguna que otra zona algo más conflictiva. Desde ahí nñvamos a Queens barrio mucho más acomodado, algo que se discierne a simple vista. Visitamos Unisphere así como alguna zona residencial. Finalmente Williamsburg, la zona de los judíos. Es curioso ver que van de uno en uno, nunca en grupo. Compramos unos dulces Kosher para probar después. Y ya, de vuelta a Manhattan, a Little Italy, donde finaliza el recorrido. Sinceramente, para la fama que tiene esta excursión, nosotros no le vemos la gracia. No es que esté mal pero no me parece un imprescindible.

Damos una pequeña vuelta por little Italy pero teniendo en cuenta el frío que hace y que tenemos a las 5 la siguiente visita, aprovechando que nos queda a mano, decidimos ir a casa a comer y descansar un poco.

Ya por la tarde, nos acercamos bien abrigados al Empire State. Esta vez sí que entramos, por fin. Eso sí, la organización es pésima. Han modernizado la exposición interior y la verdad es que está muy bien. Y el mirador, es un clásico que no se puede dejar de visitar. Tenemos la suerte de ver parte del atardecer y de ser un día bastante despejado. Eso sí, casi perdemos las manos del frío por hacer fotos.

Para no variarz para técnica en el súper y a casa: colada, cena, ducha y a dormir.





lunes, 3 de enero de 2022

Día 11- the one in Central Park

Arranca otro día con algo de llovizna. Sandwiches y paraguas a la mochila que el día es largo.

Se nota que es domingo en la frecuencia de los buses. Aunque hemos tenido suerte con el primero, el segundo que nos lleva hasta el plaza tarda un pelín en llegar. Estamos demasiado mal acostumbrados.

Y así comenzamos el paseo por Central Park. Visitamos la clásica pista de hielo antes de dirigirnos a ver a Balto, el perro que participó en la entrega de medicinas en Alaska, y el reloj Delacorte, donde nos coincide que son las 10 en punto y podemos ver como el reloj se mueve mientras suena música.

A medio camino, hacemos un pausa café, que ayuda mucho a recargar las pilas, que el cansancio todavía está presente. Nos vamos acercando hacia una de las zonas más famosas e icónicas del parque: Bethesda. Y nuestra suerte: música en directo; una chica que canta de maravilla y un chico que toca la guitarra de cine. De esas coincidencias que merecen la pena.

Desde ahí, vamos subiendo hasta el obelisco, donde termina nuestra ruta del parque y aprovechamos para comer. Después de comer, nos enteramos, alto y claro, de que desde hace 6 años en los parques públicos de NY no se puede fumar (lo de la educación a la hora de decir las cosas mejor para otro momento).

Comenzamos el turno de tarde en el Met. Como siempre, nos dividimos y nosotras comenzamos la visita por la zona de la exposición de Disney. Al acabar, tras ver unos indispensables, pasamos por la zona de moda. Increíble que algunos modelos tengan más de 50 años.

Acabado el día, nos vamos de vuelta a casa. Con tan buena suerte que el trasbordo nos toca cerca de Saks Fifth Avenue y hoy ¡sí conseguimos ver el espectáculo de luces y música!

Poco nos queda para dar por finalizado el día: compras básicas en el súper (leche y pan) y para casa: ducha, cena y a dormir que mañana toca madrugar.

domingo, 2 de enero de 2022

Día 10 - 1/01

Comenzamos el año en la ciudad que nunca duerme con una lluvia constante que sigue a lo largo de todo el día. El cansancio es notorio y al menos yo, le arrastro hasta Roosevelt Island. Para llegar cogemos el teleférico que hay para ello. 

Ya en la isla, comenzamos a caminar pero el viento y la lluvia nos hace replantear la idea. Abortamos misión. Así que seguimos con el itinerario adelante: next stop, Guggenheim museum.

Eso sí, se nota que es 1 de enero ya que la frecuencia de trasportes es mucho más baja. Eso y el cansancio, hacen que la odisea de llegar se note.

Finalmente llegamos al museo poco antes de su apertura a las 11. Lo cierto es que el museo, arquitectónicamente es una pasada. Lo bien diseñado que está para que el recorrido por la exposición sea sencillo y fácil. Simplemente has de pasear por el edificio, sin buscar distintas salas: el propio edificio te lleva. En cuanto a las exposiciones, en nuestro caso vemos una de Kandinsky y una de Gillian Weaver que, cuanto menos, se puede clasificar como perturbadora. Incluso me da para una pequeña siesta en el museo.

Visto el tiempo tan pésimo que hace, decidimos que es buena idea pasar por el super para coger algo para comer y descansar. Así que la tarde pasa entre siestas y collages.

A última hora nos acercamos a Trader Joe's: desplazamiento que nos sirve para descubrir que está cerrado y que, al parecer, algún otro alimento me produce alergia. Una diversión.




sábado, 1 de enero de 2022

Día 9 - NYE

Y poco a poco, llega el último día del año. 365 días de 2021 que llegan a su fin en la Gran Manzana. Pero antes, habrá que recorrer los últimos 86.400 segundos.

Comenzamos el día recargando la MetroCard (33 dólares para 7 días). Así que, nos vamos hacia el sur en la línea E. hoy toca visitar Greenwich Village, es decir, toca un día un poco friki. 

Se nota que el día es pseudo festivo en el horario de los metros: la frecuencia es menor. Así que tarda un pelín para lo que estamos acostumbrados, pero nada preocupante. Al llegar, comenzamos visitando la plaza en la que comenzó el movimiento LGTBIQ+. Seguimos paseando hasta llegar. A la casa de Carrie Bradshaw, The Magnolia's Bakery (con algo de acopio para más tarde; no nos vamos a quedar sin probarlos jjjj) y, evidentemente, la casa de Mónica y Rachel de Friends. ¡No podía faltar! Lo cierto es que el barrio tiene carácter de barrio, lleno de comercios pequeños. A diferencia de TriBeCa que tenía las ambiente de cafeterías, en este caso no. Aunque se percibe ese ambiente vecinal mientras pasean a sus perros.

Tras pasear por Minetta st., llegamos a MacDougal, la cual nos da la impresión de ser una zona bastante más underground por no decir otra cosa.

Una parada en Washington Square Park viendo el ambiente tan diferencia en comparación con la noche del 24 en la que estaban los lugareños (o no lugareños) cantando villancico, un paseo por los antiguos establos y marcanos el fin de la primera parte del día.

Un metro después, nos situamos en el sur, junto al ferry que nos lleva a Staten Island. En la espera para el ferry, nos cruzamos con gente, cuanto menos, curiosa. Siguiendo los consejos de Molaviajar, nos colocamos en la parte trasera derecha del ferry. Lo cierto es que aunque el día está en parte nublado (ha cambiado en poco rato), la vista del Skyline de NYC con la Estatua de la Libertad a la izquierda es algo para que quede marcado en las retinas de cualquiera.

Llegamos y lo primero es una comida con vistas, cafecito incluido. Pilas cargadas para afrontar la tarde: un pequeño desfalco en la tarjeta de vez en cuando no hace mal a nadie, jjjjj. No es un outlet gigante ni mucho menos pero creo que hace el servicio para un ratito de compras. Tengo la sensación de que merece la pena irse a los outlets de las afueras si verdaderamente vas a comprar a saco. Si no, a mí parecer, algo así te hace el apaño.

Con nuestras ganas de compras saciadas (y si no, poco arreglo tenía ya que nos han ido cerrando las tiendas en nuestras narices), volvemos en ferry a Manhattan. Esta vez, al llegar a Battery Park, el carrusel Seaglass sí que está abierto y en marcha: menuda preciosidad de carrusel con su música y juego de luces.

Y evidentemente la subida a casa no podía ser en otro que en nuestro autobus favorito. Pero esta vez algo más especial: una videollamada que conecta tres puntos del mapa.

Al llegar a casa, nos  queda el ritual anual: la preparación de la cena de fin de año. Atípica, pero con toques clásicos como los huevos revueltos (americanos) o el Viña Alberdi regando la cena. No faltan las uvas a las doce como marca la tradición.