Me choca ver lo que para mí son faltas de respeto a otras culturas y religiones: mujer s sin cubrirse el pelo ni los hombros, gente que simula rezar en la mezquita,... Creo que más allá de tus creencias y opiniones, al menos a estos niveles, está primero el respeto al otro. Donde fueres, haz lo que vieres.
Antes de marcharnos, vemos la vista panorámica de Cairo. Se pueden incluso ver las pirámides al fondo, entre la bruma y la contaminación. Se puede apreciar la extensión de la ciudad que alberga a más de 20 millones de habitantes.
Finalizada la visita, nos volvemos a acercar al mercado Jan el-Jalili. Lo que cambia una misma zona de la ciudad de noche al día. Parece otra ciudad. Se puede pasear tranquilamente sin que te atropelle la gente. Así que, además de pasear, aprovechamos para comprar algún que otro souvenir en el Camel Bazaar,ordi. Sabiendo de antemano que no son productos de calidad (pero como tampoco lo son en otros puestos), da gusto comprar sin regatear, a precios que pq q nosotros son irrisorios y con gente tan honesta: nos hace el cambio oficial de los euros (1€=33LE y no las 25 que suelen hacer). Y además, quería redondear a la baja. Además, le preguntamos por un producto que estamos buscando y que no tiene y nos indica dónde hay. Super recomendable.
En la segunda mitad de la mañana, nos dirigimos hacia el barrio de Copto, el barrio ortodoxo de la capital. Es curioso ver cómo conviven ambas religiones, aunque esta segunda es prácticamente residual, solo un 10% de la poblacion. Al ser semana santa, se ve cómo todas las mujeres van de negro riguroso. Curioso que todo lo que se ve es reconstruido y nada es original, sino que lleva aplicada o una reconstrucción o una remodelación. Nos cruzamos a un señor a la entrada del barrio que, sinceramente a la salida no pintaba muy bien y creo que la ambulancia que vimos más tarde nos lo confirma.
Ya es mediodía así que antes de continuar una parada para reponer fuerzas: sopa verde, hummus, babaganoush, kofta,... Bien rico. Además de descansar, hacemos unos amigos de cuatro patas: michis que tienen hambre (o más bien que están acostumbradísimos a no cazar y comer de mano de los turistas).
Con la tripa llena, última parada del día: el museo egipcio. El trayecto nos sirve para descansar un poquito, sobre todo a Inés que va muerta matada. La comilona o el cansancio acumulado. Visitamos con Manar los puntos clave: el antiguo Egipto, el medio y el alto, pero sobre todo, nos centramos en Tutankamón ya que es de lo poco que queda en Egipto, puesto que entre los saqueos oficiales y los no oficiales, poco queda en el país. A modo de curiosidad y referencia, un puzzle que h nos cogido a la mañana en la tienda Jordi por 45LE, en el museo, el mismo, 250LE. Juzguen ustedes mismos.
Nos despedimos tanto de Inés como de Manar. La verdad es que ha sido la mejor guía que hemos tenido en todo el viaje: con mucho conocimiento, con ganas de dar a conocer su país así como de conocer otras realidades, con calma a los sitios atenta, dispuesta a todo, y haciendo la revolución. Necesitamos a más chicas como Manar por el mundo. Porque no lo dijo pero me juego la mano a qué fácil no lo está teniendo ni en su familia ni en la sociedad en la que vive po sólo trabajar y buscar su independencia. Una chica avispada, lista, que tiene claro lo que quiere. Lo que te cambia la vida según dónde naces....
Aprovechando las últimas horas de luz solar, son damos un chapuzón y un poco de vuelta y vuelta y lectura. Último atardecer egipcio. Y empieza el show de la noche aunque no lo supiéramos en ese momento.🤣🤣🤣
Nos habían dicho que desde el último puso del hotel hay una buena vista de la ciudad así que ahí que vamos. Según salimos del ascensor vemos que igual no podemos entrar, pero la chica nos ve y nos anima a pasar...hasta que nos mira los pies: nada de chancletas.🙈🙈🙈 Mientras nos damos la vuelta, abordamos misión con el bañador de colores que venía en marcha. Un acicalamiento rápido, es decir, nos calzamos y volvemos a subir con mejores galas (eso lo diríamos nosotros porque...🤣🤣🤣). Esta vez pasamos el filtro así que podemos ver la ciudad).
Bajamos a recepción en busca de de pan para la cena. Hace falta a tres personas del hotel para poder indicarnos que puede que a la izquierda vendan pan. Creo que no es una pregunta habitual... Allí íbamos a ir puesto que ya habíamos visto que había un puestecito de patatas y bebidas. Así que ahí vamos en comandita por si acaso y vemos que efectivamente, hay un puesto de pan. Le preguntamos el precio y que 1€ 1 pan. Le decimos que en libras egipcias y erre que erre. Así que, como
H no nos da la gana de que nos tienen, media vuelta. A por el plan B: intentamos buscar otro puesto de pan pero no vemos nada así que directos a por unas patatitas en otro puesto. Confirmamos el precio y nos resulta increíblemente barato así que cogemos algunas bolsita y vuelta al hotel. Al entrar al hotel el conserje nos pregunta por el pan y le decimos que sí que había pero que nos querían tomar. Al decirle el precio alucina y nos hacen el favor de comprarnos ellos. Agradecidos subimos a la habitación cuando vamos asimilando que, tal vez, la barrera lingüística (y los prejuicios) han jugado en nuestra contra: el panadero quería decir 1 pan 1 libra egipcia y nosotros pensando que nos quería timar.🙈🙈🙈 A nuestro favor decir que su lenguaje no verbal no era amigable. La historia, al menos, nos sirve para aderezar el picnic de cena que nos hacemos en la habitación, junto con unas cervezas que pedimos para rematar.
Últimas horas para organizar la maleta y una buena ducha. Mañana toca volver.