jueves, 31 de marzo de 2016

Día 7 - Roma

Último día completo en Roma.  El ola  está  clsro: Foro Romano Palatino y Coliseo.  Que sólo nos falta volvernos sin ver la esencia de Roma. 

Así que,  como dicen en los foros en el coliseo las colas sin enormes así que mejor coger la entrada combinada de todo en el Foro.  Así que,  directos al Foro.  Cogemos tanto la entrada combinada como la audioguía para el Foro y el Palatino. Y aquí el primer consejo del dia: llevad  auriculares y sólo  coged una audioguía.  Tienen entrada para auriculares y así,  eso que os ahorráis. Y si sois hasta cuatro,  llevad el ladrón para auriculares.  Pero sí  que recomiendo la audioguía en el Foro.  Si no,  salvo que uno sea un experto,  no dejan de ser 'muchas piedras apiladas'.


Es curioso e impresionante pensar que hace 2000 años,  todos aquellos mandatarios andaban por esas calles.  Pero es muy curioso también,  de repente,  encontrarte a un joven inglés  declarando un discurso como si fuera un emperador romano. Los ingleses y su amor por el teatro. Se ha llevado unos cuantos aplausos y merecidos. Con una túnica ya,  hubiera sido la leche. 


Una vez acabada la ruta de 5h por el Foro y el Palatino,  nos dirigimos todo confiados con nuestra entrada combinada al Coliseo.  Medio coliseo era cola de los que ya teníamos entrada. Así que, tras reconfirmar que la entrada sirve para dos días consecutivos y que el coliseo  abre a las 8.30 de la mañana,  decidimos aprovechar las horas y dejar la visita de coliseo para mañana antes de partir al aeropuerto ya que tenemos el alojamiento a unos 5min.

Así que,  decidimos irnos a rematar la ciudad.  Primero nos acercamos hasta el Campidoglio,  plaza que diseñó  Miguel Ángel y que no fue totalmente acabada hasta el siglo XX. Después,  nos vamos de camino hacia la Bocca  della  Veritá,  haciendo,  eso sí,  una pequeña parada en un supermercado para coger algún tentempié.  De viaje, un supermercado con bebidas frías es tu mejor amigo . 

En la iglesia de Santa Maria in Comedine,  hacemos la cola para poder sacarnos una única foto por persona (como bien está  indicado) con la boca. Menos mal que no perdemos la mano.  también físicamente la cripta de dicha iglesia en la que se inspira parte de la novela de 'El último Catón'. A la salida,  aprovechamos para comer el tentempié que habíamos comprado en el supermercado mientras observamos como unos artistas callejeros amenizan el semáforo en rojo a los conductores (sin mucho éxito).


Y ya con el sol cayendo y con la tripa llena,  decidimos ir colina arriba en busca de esa Roma Secreta que se esconde tras ciertas puertas. En la Piazza  dei  cavalieri  de Malta,  tras una cerradura,  se puede observar la Basílica de San Pedro al final de un jardín. Una escena curiosa y que merece la pena ver.  No se aprecia lo mágico del lugar en fotos.

Hemos dado una vuelta por el jardín de los naranjos donde,  aprovechando el atardecer,  todo el mundo estaba haciendo fotos de las vistas. Nosotras,  también. 

Ya con la cámara recogida,  nos fuimos hacia el centro caminando para ir a cenar a otro lugar que nos habían recomendado: la Montecarlo.  No tienen solo pizza como en Da Baffeto y en cuando a calidad son muy parecidos.  Pero el lugar,  al estar remodeled,  pierde un poco ese encanto de pizzeria.  Personalmente me decanto por Da Baffeto por eso del encanto.

Y para rematar,  un helado de nuevo en Frigidarium  y yo, sin crepe  porque no conseguí  que me hicieran uno en ningún lugar. Y tipi-tapa a casa a hacer la maleta que mañana hay que madrugar.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Día 6 - Roma

Después del estrés de la víspera,  arrancamos más tarde de lo habitual. Cuando fuimos al Vaticano,  no pudimos acceder a la cúpula porque por motivos de seguridad debida a la misa de aquella misma tarde, cerraban al mediodía. Así que el plan era ese: acercarnos para subir a la cúpula.


Ya íbamos más  tarde de lo normal y lo pagamos 'caro'.  Cola al sol para entrar a la basílica y coma después para subir a la cúpula.  En total,  más  de una hora esperando.  De hecho.  Cerca de dos,  me da. Pero es lo que tiene no ponerse en marcha temprano.  Menos mal que lo único que teníamos que hacer hoy era subir a la cúpula.  El resto, libre.

Y ya puestos en plan  'penitentes', nos animamos con los 550 escalones hasta lo más alto. Y ¿Sabéis qué? Los escalones más  cómodos y fáciles de subir son los que tienes opción de subir en ascensor.  Así que,  salvo problemas de fuerza mayor,  no os recomiendo subir en ascensor.  Os 'ahorrais'  poco esfuerzo.  Porque los peldaños más  retorcidos son esa segunda mitad.  Increíble que para poder subir a veces tengas que torcer el cuerpo para poder pasar por los entremuros de la cúpula.



Una vez arriba,  tienes a tus pies la plaza de San Pedro.  De las mejores vistas que puedes admirar desde arriba.  Porque,  sinceramente,  Roma no tiene vistas bonitas.  Observas la ciudad desde un punto alto pero nada más.  Fotos de rigor y para abajo.



Al bajar,  volvemos a ver la basílica. Esta vez podemos acceder a más sitios de la mismas y observar desde distintos puntos todo. Es curioso lo que cambia de un día a otro tanto la basílica como la plaza.
Acabados con los deberes del día, nos hemos ido hacia el centro para poder sacar varias fotos que teníamos en mente.  Pero nos hemos encontrado con una larga fila de gente frente a la heladería que está  frente a la pizzeria Da Baffeto y no hemos podido resistirlo. 'Donde fueres,  haz lo que vieres'.  Y ni cortos ni perezosos,  nos cogemos un helado de 4 sabores con cobertura de chocolate.  Limón,  maracuya , straciatella y Nutella con cobertura de chocolate blanco. ¡Ñam! Más tarde supimos que era una heladería conocida de Roma: Frigidarium.  Muy recomendable.  Buen precio y helados con sabor a lo que es y cremosos.



De ahí,  con el helado,  nos hemos perdido por el centro. Primero al Panteón para seguir discutiendo si está  abierto o no en el centro.  Después a la Fontana di Trevi para echar una moneda que no lo habíamos hecho y queremos volver y foto de día. Ya hemos visto también como una gaviota atacaba en directo a su cena. Anocheciendo,  nos hemos acercado hasta el monumento a Victor Manuel II. Un mastodonte.


Dado que ya son pasadas las 8, decidimos acercarnos hasta Da Baffeto para esperar la cola que nos hará  llegar,  se supone,  al cielo de las pizzas. Al llegar a la puerta nos sorprendemos: solo hay una familia delante.  pero es que a los 3 minutos,  se acerca un camarero y al ver que somos dos,  nos dice que subamos al piso de arriba. Triunfo total.

El local tiene el encanto de lo que entiendo que es una auténtica pizzeria. Todo lleno. Mesas corridas. Muy pegados todos. Y en la carta,  poco más  además de pizza. Los camareros suben 8 pizzas de tirón en una razón. Una pasada. El local se llena constantemente. La pizza,  muy buena.  Masa finísima y crujiente.  Entra como si nada.  Estupenda.  Eso sí,  no comentáis el error de pedir postre.  Por probar el tartufo, pagamos la novatada.  No merece.  Pizza y el postre en algún otro lado.

Y dando un paseo,  a casa.  Que aún  quedan cosas de Roma por ver.

martes, 29 de marzo de 2016

Día 5 - Florencia

Toda la noche lloviendo  y por la mañana,  sigue igual.  Desayunamos y salimos camino a la Galleria della Academia para ver el David de Miguel Ángel. Impresiona.  De verdad. Pensar que para esculpirlo no empleó ningún molde previo es increíble.


Tras dos horas en el museo,  a la salida nos hemos acercado a la Anunzziata pero al estar en misa, no hemos podido entrar. Con la lluvia,  la siguiente reparada era el Duomo.  La pena ha sido que ya no quedaban entradas para la cúpula.  Nos hemos puesto en la cola para entrar a la catedral. Un café a media cola con bronca borde del hombre de la puerta y dentro.  Lo cierto es que toda la decoración está  expuesta en el exterior.  El interior,  en comparación,  es bastante austero.

Y con la lluvia,  nos vamos a otra parte.  Esta vez,  en busca del jabalí  de la plaza de Mercado Nuevo para saber si,  según lo que cuenta la leyenda,  volveremos o no a Florencia. Otra turistada. 



Cruzamos el río para acercarnos a ver las vistas de la Palma de Miguel Ángel.  Primero,  visitamos una iglesia.  Seguido,  la parada para comer.

Al acabar,  pasamos por el palazzo Pitti. ¡Menudo armatoste!  Es enorme.  Y más con esa perspectiva desde abajo. Colina arriba,  decidimos acercarnos  a ver qué  es el Fuerte del Belvedere. Y así es cómo  cambia el día.  Un tropiezo con un trozo de metal acaba con una herida en la mano que  nos tiene todo el día en danza.  Nos acercamos a una farmacia para ver qué  opinión tienen. Nada,  limpiar,  betadine,  y poco más. No estoy yo muy convencida.

Seguimos paseando por el centro.  Esta vez,  nos acercamos a Santa Croce.  Pero en el camino nos encontramos con una perfumería que llama la atención tanto por los olores que desprende como por la estética.  Increíble.



Ya en Santa Croce,  tras una cura a la mano,  decidimos ir a la plaza de Miguel Ángel. Nos habían dicho que merecía mucho más esa vista a la del Duomo. Y ya que no habíamos podido subir al Duomo  no tuvimos duda.  Y es que,  desde esta plaza,  se ve la estampa típica de la ciudad de Florencia. La mejor vista por ahora de toda Italia.  ¡Qué pasada!  De verdad,  no dejéis de ir. 


La siguiente parada era un tentempié en la tienda de Magnum.  No,  no es una visita de culto pero había que probar como es eso de customizar un helado al gusto.  Me decanté por un helado de vainilla con cobertura de chocolate con leche,  pistachos,  bolas de arroz crujiente y pétalos de rosas.  Súper curioso.  Aunque la broma sale a precios de oro. Muy rentable el negocio para la empresa.


Consulta a la enfermera online hecha,  escuchando sus indicaciones,  decidimos partir ya hacia Roma no sin antes parar a ver Santa Maria Novella.

La vuelta en tren nos sale también a precio de oro.  No hay más  que billetes de primera para el primer tren que sale en a penas 8 minutos.  Eso o esperar una hora.  Y con la intención de llegar cuanto antes a Roma para acercarnos a un hospital para que echen un vistazo al tema de la mano,  pagamos y nos vamos.

Es curioso que en los trenes de Italia, la mayoría van enfrentados con mesa en medio.  También es de agradecer que en primera te ofrecen un tentempié (bebida y snack )  dentro de precio.  Algo es algo.  En el vagón,  observamos a dos chicos altísimos,  nivel,  tocar con la cabeza el techo (aproximadamente 2m) que ha nos hemos inventado que deben ser jugadores de baloncesto. 

Ya en Termini,  nos vamos al policlínoco.  No hay nada mejor para apreciar nuestra sanidad como tantear otros servicios sanitarios. ¡Qué bien nos cuidan en Osakidetza!

Evidentemente,  en el triage,  nos colocan como verde.  Ya nos pensamos que vamos a estar horas y horas esperando.  Menos mal que el cotarro se anima. En la sala de espera, por la que no ha pasado ningún sanitario en 20min, los pacientes anteriores se empiezan a alterar: uno parece despertarse de la mona;  otros dos empiezan con una pelea verbal,  un tercero se incorpora para meterse pero la mujer le frena; llega uno de seguridad,  más  tarde un segundo de seguridad,.... Y así  escuchamos un '¡dieciséis!' que nos saca de ahí.  Menos mal.  Bastante rápido al final.  Por lo visto,  no tenían cirujanos para el resto de los pacientes.  Y nosotros,  nos vamos del hospital con unos cuantos puntos de sutura y huyendo de esa sala de espera en la que ya se han concentrado,  además de los dos hombres de seguridad,  unos tres policías más. Pies en polvorosa que bastante hemos tenido ya. Una coca cola para recuperar la tensión que servidora acabó al final tumbada en la camilla del hospital también. ¡Pura envidia! 

domingo, 27 de marzo de 2016

Día 4 - Pisa y Florencia

¡Cómo pica el despertador por la mañana! Además con el cambio horario,  realmente serían las 4 de la mañana. Ni las lentillas somos capaces de ponernos.  Unos croissants al bolso y la mochila llena de lo esencial para pasar un par de días en ruta.  Nada más.

Nos arrastramos hasta Termini.  Nos cuesta hacernos con los billetes (que realmente,  no teníamos nada que hacer más  que llevar el papel pero nos resultaba raro. Igual es que era demasiado temprano aún para entender nada)  pero llegamos a tiempo como para coger un par de cafés para el tren.

Llegamos a la conclusión de que el caffè latte no es lo nuestro. ¡Qué poco café le ponen! La próxima, haciendo caso a G.,  pedimos un cappuccino.

En unas dos horas y media (ha sido algo más debido al retraso causado por otro tren),  nos plantamos en una Pisa desierta.  Son a penas las 9, domingo de Pascua,  y no hay un alma en la calle. Vamos con paso ligero hasta la Plaza de los Milagros ya que a las 9.30 tenemos el pase para la torre.

Nada más llegar la primera sorpresa: los baños,  de pago.  al menos están bastante decentes.  La segunda sorpresa llega minutos despues: a la torre nos se puede subir con mochilas ni bolsos así que hay que dejar todo en una consigna que es gratuita y está  asociada a tu ticket.  La verdad es que al final nos parece una buena idea el sistema (especialmente para nosotros que no hemos andado cargando con nada durante toda la mañana.


La primera impresión de la torre es clara: es más  pequeña de lo que imaginábamos y ¡está mucho más  inclinada de lo que pensábamos! Es poner el primer pie en la torre y notar como la inclinación te vence hacia un lado. Una exageración.

Ahí  hemos subido poco a poco evitando el mareo por la inclinación hasta llegar arriba del todo.  Lo cierto es que la gracia de la torre es observarla desde fuera. Arriba,  por eso de escuchar las campanas sonar,  hemos esperado hasta las 10 pero no ha habido suerte.  Más  tarde,  a y media,  las hemos escuchado sonar.  C'est la vie. 

Evidentemente,  al bajar,  nos hemos dedicado a hacer la foto turística.  Era inevitable.  Y tras las mil fotos,  nos hemos dirigido al Baptisterio,  donde uno de los guías ha hecho gala de sus dotes cantoras para demostrarnos el eco del mismo.  Muy curioso. ¡Ah! Y en la catedral,  nos han bendecido.  Todo el pack. 

Una vez visto todos los monumentos,  nos hemos dirigido de vuelta a la estación de tren para aprovechar al máximo nuestra estancia en Florencia, nuestra próxima visita.

Estaba claro nuestro primer movimiento: idirectos directos a la Galleria della academia para intentar conseguir entradas. La cola daba una vuelta considerable.  Pero como no hay nada mejor que preguntar  (y que las estrellas estén alineadas a tu favor),  hemos descubierto que mañana está  abierta (y el lunes santo cerraban)  y que ¡se podían reservar entradas!  Así que, hemos pagado gustosamente y nos hemos acercado a dejar la mochila en el alojamiento para poder patear la ciudad con calma.

Ya café en mano,  nos hemos perdido por Florencia. La piazza del Duomo, impresionante. Increíble el trabajo que conlleva,  increíble la situación entre casas. Y no es sólo el edificio,  es toda la vida que hay al rededor.

Hemos seguido adelante por la piazza della Signora.  Una plaza llena de vida, músicos, pintores, terracitas,... lo que esperábamos de Italia.  El Ponte Vecchio,  la piazza della República. La ciudad está  a rebosar mires por donde mires.


Llegada la hora azul,  hemos aprovechado para fotografiar las dos estampas por excelencia de la ciudad: la vista del Ponte Vecchio y el Duomo.



Y ha sido acabar con toda la visita y empezar a caer las primeras gotas de lluvia.  Llevábamos pronostico de lluvia tanto para Pisa como para Florencia así que bastante suerte habíamos tenido.  Así que,  no había mejor plan ya: buscar sitio para cenar.  Hemos pensado en acercarnos al Mercado Central que habíamos visto cuando nos acercábamos al Duomo.  Es un mercado que tiene, según hemos intuido,  un piso de venta de frutas,  verduras y similares,  mientras que la planta de arriba se asemeja al Mercado de San Miguel de Madrid: diferentes ofertas gastronómicas con cierto aire moderno que invita a tomarse una copa de vino. Pero no hemos llegado.   en la misma plaza del mercado,  nos hemos sentado en una de las trattorias  de la misma a degustar el famoso 'bistecca alla fiorentina'. Porque ya sabéis que 'donde fueres, haz lo que vieres' . 

Ya con la tripa llena,  lo único que quedaba sí que era la retirada.

sábado, 26 de marzo de 2016

Día 3 - Roma y Vaticano

Empezamos con un desayuno self-service  en nuestro alojamiento.  La visita guiada en el Vaticano no la tenemos hasta las 11 así que no tenemos tanta prisa como de normal. 

Una vez ya en la calle,  nos acercamos en metro hasta el Vaticano. Nada más llegar observamos que aquello es el Port Aventura de los fieles.  Menudo gentío.  Es indescriptible. Nos acercamos hasta la plaza San Pedro entre la marabunta para observar la basílica antes de entrar. Las dimensiones de todo son enormes.

Para nuestra hora,  nos acercamos hasta la entrada del museo del Vaticano.  Es una locura. La de gente que hay no es normal.  Y cada vez me queda más  claro del negocio que tiene la iglesia montado aquí.  En fin.

Conocemos a nuestra guía quien nos hace saber,  cosa que ya sabíamos,  que existe una puerta que nos lleva desde la Capilla Sixtina  hasta la Basílica de San Pedro,  eso sí,  a costa de perdernos la escalinata del museo. Veníamos ya preparados pero más  claro lo hemos tenido cuando nos ha comentado que debida a la misa que iba a oficiar el Papa esa misma tarde,  la basílica se iba a cerrar antes y,  por consiguiente,  la puerta mágica,  también.  Así que,  estaba clara la decisión: corre corre que nos llegamos. 

Ya me habían comentado que lo mejor del Vaticano no era el museo,  y ciertamente,  soy de la misma opinión.  La Capilla Sixtina te la explican mediante unos videos e imágenes por lo que,  realmente,  luego no se aprecia igualmente.  El resto de las salas,  es cierto que impresiona pero sinceramente,  no es más que un negocio. Una pena.  Esa es la impresión que me llevo del museo y de la Capilla Sixtina.

Sin embargo, la Basílica (y eso que no hemos podido subir a la cúpula para admirar las vistas,  aún )  y la plaza me parecen una pasada.  Son increíbles,  tanto por tamaño como por riqueza y lo bien cuidadas que está. Eso sí,  ¿a qué coste? La piedad de Miguel Ángel es realmente impresionante.  Los pliegues son muy realistas.

Al salir de la Basílica, hemos realizado una de esas turistadas: enviar postales desde el país más pequeño del mundo (o uno de los más pequeños) .  Eso y la foto de rigor,  claro.



Nos hemos acercado hasta el Castillo de Sant Angelo y de ahí ya,  hemos cruzado el Tiber buscando alimento.  Parada técnica  para repostar y adelante.



Por la tarde,  el plan era acercarnos al Trastevere  pasando por Campo di fiore donde estaban ya desmontando el mercado.  La isla del río  realmente es pequeña pero con cierto encanto.


Nada más  llegar al trastevere hemos parado a tomar un café. Tabacco&Bacco,  un café mono y muy bien de precio.

Hemos seguido callejeando por el Trastevere,  pasando por la Iglesia.  Y en una de esas calles nos hemos convertido en un local más.  Porque en un viaje es clave eso del 'donde fueres haz lo que vieres'.  En el local llamado  'I supli' no hacía más  que entrar gente,  principalmente italianos, así que,  antes de quedarnos con la duda,  hemos entrado y nos hemos llevado 4 croquetones  enormes.  5.80€. Baratísimos.  Y la verdad es que estaban buenos. 


Con la tripa aún más llena, hemos seguido callejeando.  Locales con encanto llenaban las calles del barrio.  La verdad es que es una zona con mucho encanto.  Y de ahí,  poco a poco,  hasta casa.  Hemos aprovechado para sacar fotos nocturnas en el Coliseo. Pero rápido retirada ya que mañana toca madrugar mucho y aun quedaba colada por hacer (no es todo glamour en los viajes).

viernes, 25 de marzo de 2016

Día 2 - Roma

Empezamos el día con un desayuno a tope. Por si acaso,  hay que cargar las pilas.  Cambiamos de alojamiento (sí, una larga historia) a escasos 300 metros y ya,  tras hacer el check-in y dejar las maletas,  nos vamos a perdernos por la ciudad.  Empezamos por Santa Maria Maggiore,  una de las basílicas papales.  Impresionante despliegue el que encontramos dentro.  Un techo que ya le gustaría a muchos palacios.

Después,  pasando por la plaza de la República,  nos dirigimos hacia  la iglesia Trinita de Monti.  Con suerte,  por el camino,  primero realizamos una parada en las Cuatro Fuentes,  recordando viejos apuntes de Historia del Arte.  Finalmente,  llegamos a la iglesia que está  a lo alto de la plaza de España y tras la foto de rigor,  descendemos la escalinata (bastante peligrosa debido a lo pulidas que están por el paso de la gente).  Ya desde abajo,  observamos,  aunque a medias,  la famosa escalinata ya que están  restaurándola/limpiándola y la fuente de la barca.

Nos dirigimos hacia la piazza del Popolo y otra vez,  una de las iglesias gemelas,  está de obras. No estamos de suerte.  Tras observar un shooting, subimos a Pincio para ver las vistas de la ciudad.  Ya arriba,  cuesta saber dónde  está  cada monumento ya que se observa como un todo aglutinado. Eso sí,  no cabe duda de donde está  el Vaticano.


Ya es mediodía y  hace falta un refrigerio,  eso sí,  a precio de oro.  Nos cuesta encontrar la Villa Medici.  Tanto nos cuesta que nos 'perdemos'  por el parque de la Villa Borghese.  Pero no hay mal que por bien no venga.  Es un buen plan para pasar una tarde de relax.

En Via Condotti nos espera el primer espectáculo del día.  En mitad de la calle,  frente a Dolce&Gabbana,  están grabando a una familia su día  de compras. No dejaría de ser casi anécdotico si no llega a acabar en casi pelea entre un cámara y un conductor romano. Claro está que nosotros sin perder detalle. 

Caminando un poco más  hemos llegado al Ara Pacis y al Mausoleo de Augusto.  Podéis evitamos el paseo. No queda nada de lo que fue o apenas se puede ver en condiciones.

Emprendemos rumbo hacia Piazza Navona.  Y,  nos llevamos un buen chasco.  Esperábamos algo más  espectacular tras todos los comentarios y no nos ha dicho gran cosa. Tras ver alguna otra iglesia (porque de otra cosa no pero Roma está  llena de iglesias),  hemos hecho una parada técnica para una porción de pizza en Mami,  un local bien puesto,  rápido y con WiFi.  ¿Qué más se le puede pedir?  ¡Ah,  sí! Que tenga precios razonables.  Dicho y hecho.

Por la tarde,  hemos tenido más suerte con los monumentos.  La primera para ha sido el Panteón.  ¡Qué pasada!  ¡Enorme! Que esa cúpula de mampostería se sujete es increíble. Y el ambiente de la piazza de rotonda está  genial también.  Nos hemos dirigido a la iglesia Santa Maria Soprano Minerva,  la única iglesia gótica de Roma en la que,  casualidad,  nos hemos encontrado con un oficio sólo  para hombres. Curioso.

De ahí hemos ido a visitar a San Ignacio de Loyola,  por eso de sentirnos como en casa casi.  La exposición de árboles en el interior de lo mejor. ¡Ah!  Y la cúpula está  pintada.  Ilusión óptica al poder.



Y ya,  para finalizar con al ruta del día,  tras visitar el Palazzo di Montecitorio y el Palazzo Chigi,  hemos llegado a la Fontana di Trevi. Espectacular.  Enorme. Y encima, en la hora azul. Muy de la bella Italia.

Pero todavía la noche nos iba a deparar con un último show.  Nos hemos acercado a cenar a Piccolo Arancio. Lo cierto es que no tenemos mayor queja de la comida,  aunque no hemos acertado a la hora de los platos.  Pero el estrés que provoca ver a los camareros intentar desplazarse entre los comensales es increíble.  Ni siquiera levantan los pies del suelo y se desplazan de lado. Al principio era unas risas pero al final ya,  a medida que se ha ido llenando el local,  perdía la gracia, la verdad.

Tras salir como hemos podido de ahí,  no nos quedaba más que dirigirnos a descansar para cargar las pilas de nuevo.

jueves, 24 de marzo de 2016

Día 1 - Roma

Creo que el de hoy es el viaje menos preparado de todos.  Los billetes los compramos la noche de Reyes (no se me puede dejar delante de un ordenador) y hasta ayer teníamos cosas sin coger.  Consejos: no lo hagáis. 
Cerrando la maleta minutos antes de salir de casa,  lo único claro que llevamos es dónde dormiremos cada día. Eso sí,  casi no llegamos a coger el avión ya que en la misma terminal casi pierdo un billete. 


A pesar de ir hacinados, el primer vuelo pasa rápido. Eso sí,  un plus por el piloto que,  aun estando de prácticas,  nos informa de los posibles enlaces a diferentes destinos.  Muy bien también que nos llegue un SMS con dicha información.

Ya en la terminal,  tenemos el tiempo justo para un pis rápido y hacernos con un par de botellas de agua (porque no he sido capaz de sacar café  de la máquina. ¿Me estaré haciendo tan mayor que no entiendo las máquinas?).  El segundo vuelo se hace un poco más pesado pero nada que un poco de lectura y el piscolabis gracias a las sobras de la merendola de ayer que no ayuden.


Decidimos coger un taxi hasta el hotel.  Desde Fiumicino la tarifa al centro es de 48€. Un tanto caro teniendo en cuenta que el taxista se cree Carlos Sainz y que casi besamos el suelo al bajarnos.
Ya en el hotel,  miramos un poco los diferentes itinerarios,  ducha y a dormir.