Último día en la ciudad. Hoy vamos más con calma. Desayunamos tranquilamente aprovechando el buffet y tras el check-out, nos dirigimos al Oeste.
Empezamos nuestra ruta por la Iglesia del Recuerdo. Una iglesia que sufrió duramente los bombardeos de las IIGM y de la cual poco queda hoy en día. A su lado, se ha construido otra iglesia mucho más moderna muy curiosa de ver. Nada similar a lo que hayamos visto hasta ahora.
Después, paseamos por las calles buscando la bolsa de Berlín, el Teatro y varias otras localizaciones. Lo cierto es que en esta zona de la ciudad poco creemos que hay que ver. Además de la iglesia, se aprecia que es una zona más avanzada de la ciudad debido a las tiendas de lujo que se observan. Finalizamos nuestra visita al Oeste entrando a KaDeWe, unos grandes almacenes al estilo de Harrod's en Londres.
Del oeste decidimos volver a la zona de Reichstag ya que se nos había quedado una pequeña cosa por hacer. Desde la cúpula, habíamos observado que en la Cancillería Federal se encontraba una escultura de Chillida. Es curioso ver algo tan familiar fuera de su contexto habitual.
Tras una odisea con el U-Bahn y el S-Bahn, llegamos a la zona de la Gendanmenmarket para comprar algo de chocolate en una de las chocolatera más famosas de Berlín. Ya se acerca la hora de comer así que, nuestra última parada antes de recoger el equipaje de hotel es un restaurante vietnamita. Y, cómo no, si habéis leído el diario de Vietnam, sabéis lo que no podía falta: ¡Wantan Hoi an! Eso es lo bueno de viajar, que vas conociendo nuevas cosas e incorporándolas a tu vida.
Ya sólo nos quedaba coger el equipaje, ir al aeropuerto y dos vuelos de vuelta a casa, en el primero de los cuales me dormí antes de despegar y me desperté en pleno aterrizaje.