Bien temprano, comenzamos con un buen desayuno mientras vamos preparándonos para otro día en las calles de Oporto.
Empezamos el día cambiando hacia el Jardín del Palacio de Cristal, unos jardines en los que se pueden encontrar hasta pavos reales. Cierto es que no tiene mucho más así que, si andáis justos de tiempo, no hace falta que os acerquéis.
Desde allí, nos dirigimos a la Iglesias de las Carmelitas, justo en la plaza en la que parten los tranvias 18 y 22. Es curioso ver cómo recibieron las iglesias con baldosas pintadas.
Nos acercamos a la Librería Lello, pero demasiada cola en este momento. lo mismo nos pasa en la Torre de los Clérigos por lo que, decidimos bajar hasta el Palacio de la Bolsa. Pero no es nuestro día de suerte: han cerrado hasta el 2 de marzo así que nos quedamos sin verlo. Así que, nos acercamos a un lateral para ver la Iglesia de San Francisco y las catacumbas. En la Iglesia, como buenos turistas, nos arrimamos a una guía para captar información 😜😜😜.
Al salir de la iglesia, empieza a llover así que, cambio de planes: volvemos a la zona de la Torre de los dos Clérigos. Unos bolanhos de bacalao, un vino de Oporto y una Francesinha después, nos vamos a Hogwards, o al menos, a su librería Lello 😊. Tiene su encanto aunque, sinceramente, no tiene más que la escalera.
Al salir, ya con la comida un poco digerida, comenzamos a atacar los 211 escalones que nos llevarán a lo alto de la Torre de los Clérigos. Una vista panorámica de la ciudad de 360° que nada tiene que envidiar a la panorámica desde la ciudad o a la que hay desde Vila Nova do Gaia.
Aprovechando que estábamos justo en la plaza de la que parten los tranvias circulares y viendo que el tiempo no mejoraba, decidimos montarnos en el tranvía 22, que por 3€ nos llevará ida y vuelta hasta la plaza de Batalha. A mitad de camino, casi nos llevamos un coche por delante remolcado por estar estacionado en las vías: no se ha cortado mucho el maquinista en arrimar al milímetro el tranvía al mismo. Y si os montáis, recordad que en Batalha, hay que cambiar el sentido de los asientos😊.
Al pasar con el tranvía por la calle Santa Catalina, escuchamos, a eso de las 6, un carrillón, así que, al bajar del tranvía, decidimos acercarnos a pie para poder escucharlo a las 7. De camino, pasamos por la fachada del Steak&shake Para sacar la típica foto de su fachada de baldosa.
Y ahí estamos, a las 7 frente al carrillón, cámaras preparadas, repiquetean las campanas y, nos quedamos con cara de tontos al ver que el carrillón no se pone en funcionamiento.😂😂😂 Oporto empieza a parecer una serie de catastróficas desdichas. Pregunta tamos y nos cuentan que el carrillón es a las 9.00, 12.00, 15.00 y 18.00. Así que, mañana tocará volver.
De vuelta a casa con una parada técnica para comprar un par de patatas para cenar la clásica tortilla de patatas que siempre sabe mejor fuera, en pijama y con mascarilla de pies.😂😂😂
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