domingo, 1 de abril de 2018

Día 4 - Jokullsarlon

Parece ser que toda la noche ha estado nevando. Nos despertamos con todo blanco, cual postal.

Anoche el señor del camping nos comentó que existía una cocina por si queríamos ir, ya que estábamos cocinando en la calle. Pero pensábamos que sería simplemente una cocina tipo refugio. Sin embargo, ¡sorpresa! ¡Una cocina completa! Fuegos, frigorífico, microondas. Sin duda, el mejor camping con diferencia. Super recomendable.

Ya con la tripa llena, ponemos rumbo a Jokulsarlon, unos 180km nos esperan. Pasamos una cascada, otra especie de riachuelo-cascada. Hasta que aproximadamente a mitad de trayecto, donde ya se vislumbra Vatnajokull, nos cruzamos con un puente que no está unido a ninguna carretera. Nos llama la atención pero seguimos adelante. Y a pocos minutos, ¡un trozo de hierro! Ahí que paramos. Nos abrigamos y a pesar de eso nos da un tantarantán. Al parecer, una riada se llevó por delante la carretera y queda esa parte a modo de monumento.

Y de repente, se pone a nevar y ¡vuelven a caer copos de nieve dignos de Frozen en forma de estrellas de 6 puntas! Parecíamos japoneses.😂😂😂

Volvemos a ponernos rumbo a Jokulsarlon y en cosa de una hora llegamos a Jokulsarlon, el lugar donde los icebergs salen al mar. Simplemente impresionante. De documental. Aquí sí que nos abrigamos para bajar porque, a pesar de que Lorenzo luzca, hace un frío de narices. Es increíble apreciar cómo se mueven los icebergs, despacio, pero se mueven. Los colores, las formas que tienen. Algunos parecen esculturas, incluso trofeos. El sonido del mar y dle viento. La blancura de la lengua del glaciar en contraste con el azul del cielo.

Antes de marcharnos, tras unas dos horas sacando miles de fotos y observando, pasamos por el baño, que sorprende que sea gratuito y que tengan tanto humor. 😜😜😜 nos acercamos hacia donde se encauzan y tenemos la suerte de ver como varios  icebergs se chocan, se rompen y emprende  su camino mar  adenteo. Cruzamos  hacia la playa dónde nos encontramos cientos de icebergs varados. Grandes. Pequeños. Más blancos. Más azules. Con agujeros. Lisos. Puntiagudos. Como quieras. Correr entre los icebergs buscando refugio de las olas es algo que en algún momento nos falla hasta mojarnos los pies.

La mañana y el mediodía se nos pasa entre icebergs. Antes de marchar, puesto que ya son las 3.30, decidimos comer con vistas a los icebergs. Estas cosas hay que aprovecharlas. Incluso nos de tiempo a ser las viejas del visillo observando qué tienen los de otras furgonetas y qué no. Ya somos campistas de pro.😂😂😂

Ponemos rumbo de vuelta a nuestro supercamping. La idea: parar en la cascada y en el riachuelo-cascada de camino. Spotify a tope, carretera y manta. Los islandeses llevan fatal lo de ir uno detrás de otro y lo de dejar espacio entre coche y coche. Extremoduro, Gatibu y Antonio José, entre otros, nos acompañan en los casi 180km de vuelta.

A punto de llegar, encontramos la cascada-riachuelo. El frío nos deja tiesos. Menudo viento. Eso sí, hacemos que paren 4 coches también paren a admirar las vistas por el simple hecho de tener nuestra furgoneta aparcada. Un par de kilómetros más adelante, nos encontramos con la cascada que tiene una especie de casa de nieve. Super curiosa.

Última parada: de vuelta en el supercamping. Aparcamos en el mismo lugar (cerca de los baños), eso sí, echando al parking a una pareja que osa aparcar a nuestra derecha.😂😂😂 Pagamos al señor y decidimos dar una vuelta por el pueblo de 160 habitantes. Chafardeamos la escuela y la iglesia, donde nos encontramos una cadena helada de una forma muy curiosa.

De vuelta, decidimos que antes de llegar al camping, una buena cerveza islandesa nunca viene mal. Dos tostadas, una rubia y un refresco en un bar de los más mono.  Bueno, mejor dicho en el bar, porque no hay otro en todo el pueblo.😂😂😂

Una vez en casa, nos vamos directos a la cocina donde preparamos unas lentejas. Esas pequeñas cosas que tienen su gracia especialmente fuera de casa. Sobre las once, con todos los aparatos cargados, nos retiramos. Queda todavía montar la cama, cepillarnos los dientes y ponernos el pijama. Mañana, más.

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