martes, 30 de julio de 2019

Día 5 - Siem Reap

Ring, ring. Un teléfono sonando. Pensaba que era el de MJ pero no, es ¡el de la habitación! ¿Pero desde cuándo hay teléfono en la habitación? 'Good morning. Come to eat breakfast.' Las 9 de la mañana y ya nos están llamando al orden. Bajamos y llenamos bien el estómago para el día.

Al acabar nos echamos a las calles. Principalmente, necesitamos cambiar dinero. El sol pica que da gusto así que vamos rascando sombra. Miramos en unas cuantas casas de cambio y nos quedamos con la penúltima (1€=1,09$).

Con los deberes hechos, nos sentamos a tomarnos una caña clásica de Camboya por 0.5$. De verdad, así sí de puede vivir.

Tras un paseo por el mercado, nos vamos a comer unos noodles y una ensalada. Están muy ricos y estamos comiendo a dos carrillos hasta que G. encuentra sorpresa en el plato. Autóctonas total. Al acabar, nos volvemos al hotel para descansar un poco antes de que a las 16.20 nos recojan en el tuk-tuk. Y menos mal que nos avisa que para ver el atardecer tampoco se puede ir mostrando rodilla ni hombro.

Primera parada de tuk-tuk; comprar las entradas para los templos de mañana. De ahí nos lleva a la colina para ver el atardecer. Una pena que después del paseo estuviera nublado.

A la vuelta, paramos en pub street y vamos hacia casa. Nos quedamos comiendo pollo a la brasa en el router 66: por cada 3 pedidos, 1 caña gratis. Recomendable pero id con calma ya que al final, al hacerlo a la brasa, tardan un poco. Y directas al hotel para ducharnos y a dormir que mañana, hemos quedado a las 5.

Recorrido:  8.6 km




Día 4 - Bangkok

El día de hoy es más tranquilo a priori. Nos dirigimos primero al columpio gigante y Wat Shutat, el único templo de.primera ordenación. Hoy se agradece no estar en lo más central ya que no hay tanta gente.

Al salir, cogemos el 1 de camino al buda de oro que ayer no pudimos ver. El sol aprieta bastante al estar despejado y cogemos agua. A la salida, buscamos el autobús 508, tras un rato de búsqueda, al entrar en el supermercado nos dicen que no existes y que para ir al MBK mejor el el metro. Así que, hacemos caso y cogemos el metro hasta sillón y después cambiamos al BTS hasta National Park, aunque nod confundimos y nos bajamos en la anterior así que ahí estamos un rato esperando a que vuelva el siguiente BTS.

Primera parada en el MBK; un iced latte para refrescar. Un poco de recargar las pilas y al rato nos vamos a echar un ojo a los puestos. Desde ahí, nos dirigimos a la casa de Jim Thompson. La verdad es que al llegar nos sorprende para bien. Todo el mundo viene a visitarlo y no sabía el porqué pero la verdad es que es un a gozada ver la combinación de arquitectura occidental con las casas tradicionales tailandesas. Eso sí, nada más llegar, empezamos a sudar como si no hubiera un mañana de la humedad del jardín.

Al acabar la visita guiada, el cielo está negro. Así que toca acelerar para intentar llegar al hotel sin calarnos. Buscamos el 47 y tras demorarbos un poco debido al tráfico, llegamos al hotel con el tiempo más justo de lo esperado. La idea era comer algo antes de subir al aeropuerto pero preferimos coger las mochilas y tirar hacia la parada del bus (A4, Nittaya Thai curry). Tarda en llegar y cuando lo hace, nos lanzamos como si no hubiera un mañana. Un señor se ríe de nosotras por vernos abalanzarnos a por los asientos. Por 50thb en menos de una hora, llegamos Don Mueang no sin antes llevarnos un frenazo de regalo por un lagarto de medio metro que se pone a cruzar la carretera en medio de Bangkok.

Al llegar al aeropuerto, teniendo tiempo, comemos algo antes de embarcar y pasar el control. En menos de una hora llegamos a Siem Reap, un aeropuerto pequeñito pero muy bonito. A la salida nos espera el tuk-tuk para llevarnos al hotel. Así que nada más aterrizar ya nos empezamos a hacer a este ambiente. Ya en el hotel, poco más nos queda: ducha y a la cama. Mañana será otro día.




domingo, 28 de julio de 2019

Día 3 - Bangkok

La noche ha pasado despacio. 3h de dormir, 3 horas despierta, otras 3 de dormir. Pero al menos descansada. Ducha rápida y un poco antes de las ocho salimos. Primera parada: el supermercado para coger el desayuno. Los Seven eleven siempre son una buena opción.

De ahí, camino al Gran Palacio. Ayer ya nos fijamos que la avenida estaba decorada con banderas y flores. Cuando llegamos al Gran Palacio ya vemos los arcos de seguridad así que algo hay. Ya nos enteramos más tarde: es el primer año de reinado del rey y hoy hay celebración. Nos dicen que no se puede visitar el palacio peor nos acercamos y...¡dentro! Se puede pasar de manera gratuita pero no se puede visitar el templo central porque lo están porque lo están preparando para la ceremonia.

La verdad es que impresiona la construcción de los templos es una pasada. El trabajo que llevan.


A la salida, buscamos para comprar agua y como un gran lema en la vida es 'donde fueres, haz lo que vieres', ahí que nos sentamos con los lugareños para saludar al rey, con banderas incluidas. Ahí conocemos a una lugareña y a una tejana que nos explica la celebración. El guardia se cerciora poco antes de que pase el Rey de que nada de gorras, gafas de sol o sombrillas, nada de fotos y silencio. Es curioso ver qué costumbres tienen y cómo llevan a cabo sus celebraciones. Y ahí viene la comitiva: coche amarillo con banderas para el rey, coches rojos, y negros. Y se acabó. Los lugareños se esperan a la salida del rey pero nosotras seguimos con la visita.


De camino al barco, cogemos un Thai iced coffee para reponer un poco de fuerzas y por 16 thb por persona, vamos hasta Wat Arun. Precioso templo en blanco. Las fotos de rigor y la pausa al finalizar para darnos crema y pasar por el baño. Para ir a wat pho, vamos al embarcadero 4 y con un poco de agua, llegamos a pasar el río por 4thb.

Al llegar a wat pho, nos sorprende que en la entrada está incluida una botella de agua; todo un detalle (200thb). Así que nos asomamos a ver al buda reclinado: sorprende ver lo largo y enorme que es. Tras una visita al complejo, recogemos el agua y nos vamos hacia el mercado de las flores.


Al llegar, decepciona un poco; no hay tantas flores como esperábamos. Buscamos algo para comer pero no vemos nada así que nos acercamos al embarcadero del 'memorial bridge' pero tras esperar un rato y que el long-tail no venga, decidimos tirar andando porque al final, tarda en llegar. Y como siempre pone, al poco de arrancar andando, nos adelanta el long-tail.

No tardamos demasiado en llegar a Chinatown pero seguimos sin encontrar ningún lugar para comer así que, nos ponemos a recorrer el largo recorrido del mercadillo. Finalmente, conseguimos la recompensa: una buena cerveza fría en su jarra y arroz. ¡Con qué poco nos conformamos!

Repostamos y recobramos fuerzas con la intención de visitar el buda de oro que se encuentra en la zona pero para cuando llegamos, la taquilla está cerrada por lo que solo lo vemos por fuera. Nos cogemos el 35 y nos vamos al hotel a darnos una ducha rápida.

De vuelta en la calle, otra vez en busca de nuestro amado 35. Tarda en llegar y llegamos a parar un taxi pero como la ley de Murphy: mientras estamos intentando aclararnos sobre el lugar al que queremos ir, aparecer en autobús así que ahí que le dejamos al taxista y nos montamos en el bus (que, por cierto, cada vez nos cobran distinto).

Finalmente llegamos al Lebua. Primero nos llevan a una terraza en la que nos ofrecen champán y en la que no hay cerveza. Mal empezamos. G. sutilmente le indica que no le gustan los cocktails y que prefiere cerveza así que, amablemente, nos cambian de terraza. Ahí estamos todos los extranjeros, . 2 cocktails, 2 cervezas y 120€ más tarde, salimos. Eso sí, mal detalle que para pagar con tarjeta se la lleven. Sinceramente, no merece el sablazo, la verdad. En nuestro caso, porque era para celebrar el cumpleaños de M, pero seguro que se pueden ver vistas similares en otras terrazas de la ciudad sin dejarse un ojo.

A la salida, volviendo al mundo de los mortales, nos vamos a nuestra parada de autobús a por nuestro 35. Pero nada, que no pasa. Descubrimos que el 75 también nos deja cerca de casa, o eso creemos así que ya con un taxi parado, misma jugada: aparece en 75 y lo dejamos plantado . Total, que encima, quien cobra los tickets de autobús nos indica que ese autobús no para por ahí y que nos tenemos que bajar a coger el 1 (todo esto a una velocidad de espanto). Así que bajamos y en seguida aparece un 1. ¿Que cuánto pagamos? Pues para variar, otra tarifa distinta; 32thb. De verdad, que cualquiera se aclara. Para llegar, nos comemos un buen atasco.

Al llegar compramos algo para comer y beber y nos vamos a la habitación para acabar el día soplando la vela de M.

Recorrido del día: 21,5km







sábado, 27 de julio de 2019

Día 2- Estambul/Bangkok

Durante el vuelo dormimos a ratos pero algo descansamos. MJ pasa el vuelo regular. Lo cierto es que no hace el típico frío que suele haber en los aviones y eso pasa factura.
Al llegar al aeropuerto, pasamos facturación y sacamos dinero. Bajamos en el express al centro (35thb) y ahí cogemos el metro (30thb) hasta la estación de tren. Y llega el primer contratiempo: no hay tren-cama para subir a Chiang Mai así que nos compramos billetes en asiento. ¡A lo loco! Pero lo bueno es que cogemos ya el ferry-bus-tren de Koh phangan a Bangkok. Así que algo es algo
Para llegar al hotel tenemos que coger el bus 35. Preguntamos pero nos quieren mandar en tuk-tuk. Ni hablar. Menos mal que Google Maps offline funciona y conseguimos ir en dirección correcta. Nos subimos al bus (16thb) y en poco más de media hora estamos ya en el hotel. 5 pisos sin ascensor merecen la pena por una ducha.
Todo se ve mejor después. Así que ya acicaladas, nos vamos a Khao San en busca de un Pad Thai rico-rico y con fundamento. Poco más queda hoy: limpiarnos los dientesntes y a dormir. Mañana toca salir a patear la ciudad.




Día 1 - Bilbo/Estambul

Tras una noche de tormenta veraniega, por fin amanece el día D. El camino al aeropuerto sin problema por lo que nada más llegar, toca encintar la mochila antes de facturarla. Un cortado antes de entrar y rumbo a la puerta.
Salimos con una media hora de retraso pero al menos, nada más pasar las nubes, día despejado. El vuelto se hace un pelín pesado pero entre trabajar un poco (sí, a veces toca así), un poco de música, leer y comer, llegamos a Estambul poco más tarde de la hora esperada. El problema es que el último tour gratuito de  Turkish Airlines sale a las 6 de la tarde y no llego a tiempo, ni consigo encontrar el lugar (me da que está en salidas). Pero no me arriesgo y pongo en marcha el plan b: hace unos días, buscando cómo bajar del aeropuerto a la ciudad,e encontré con una pequeña sorpresa: ¡existe la cafetería Gloria Jean's qué descubrimos en Malasia en el aeropuerto! Izquierda, derecha y finalmente doy con ella y además tiene enchufes (cosa que no he visto en todo el aeropueto salvo en el baño y eso que tiene menos de un año). Iced latte y un bocata de tortilla de patatas no es mal plan b.
Al rato, toca patear todo el aeropuerto un poco para estirar las piernas. Así es como encuentro la napzone, donde los asientos son pequeñas tumbonas. La verdad es que se agradece estar un rato tumbado con las piernas estiradas leyendo. Y ya, a poco menos de 2h del siguiente vuelo, ya han llegado G., M. y MJ. así que nos juntamos en la puerta del siguiente vuelo. Saludos, risas y anécdotas. Antes de entrar al avión, un poco de acicalamiento en el baño y al avión, donde nos entregan a cada uno un pequeño neceser. Todos contentos ya. A por las 9h de vuelo.




jueves, 25 de julio de 2019

Día 5 - Lisboa

Último día en la capital lusa. La idea para hoy es callejear por la ciudad así que lo primero que hacemos es dirigirnos al barrio de la Alfama, hacia la zona del Castillo de San Jorge. Al llegar ya había bastante cola por lo que si queréis visitarlo, mejor madrugar. Nosotros hemos callejeado por la zona alta que me ha recordado mucho a la zona del Albaicín granadino. Entre calles además, hemos encontrado un parque con un mirador muy apañado, la verdad. Un buen sitio para acabar el café que tenemos en la mano.

Tras las fotos de rigor, seguimos bajando por las calles de la Alfama, mirador tras mirador. Una gozada escuchar música por todos los rincones. Poco más tarde de las 12, hemos llegado a la catedral, la Sé, en la que se estaba celebrando la misa del Domingo de Resurrección así que la visita ha sido breve. De hecho, estando ya fuera en las escaleras esperando a parte, casi salimos corriendo al pensar que le habían robado la mochila al aita. 😁😁😁 Equipo MacGyver al rescate. Falsa alarma.

Así, seguimos caminando hasta llegar al Barrio Alto, más concretamente a la Manteigaria, una pastelería en la que al momento hacen los famosos pastelitos de nata.



Último día en la capital lusa. La idea para hoy es callejear por la ciudad así que lo primero que hacemos es dirigirnos al barrio de la Alfama, hacia la zona del Castillo de San Jorge. Al llegar ya había bastante cola por lo que si queréis visitarlo, mejor madrugar. Nosotros hemos callejeado por la zona alta que me ha recordado mucho a la zona del Albaicín granadino. Entre calles además, hemos encontrado un parque con un mirador muy apañado, la verdad. Un buen sitio para acabar el café que tenemos en la mano.

Tras las fotos de rigor, seguimos bajando por las calles de la Alfama, mirador tras mirador. Una gozada escuchar música por todos los rincones. Poco más tarde de las 12, hemos llegado a la catedral, la Sé, en la que se estaba celebrando la misa del Domingo de Resurrección así que la visita ha sido breve. De hecho, estando ya fuera en las escaleras esperando a parte, casi salimos corriendo al pensar que le habían robado la mochila al aita. 😁😁😁 Equipo MacGyver al rescate. Falsa alarma.

Así, seguimos caminando hasta llegar al Barrio Alto, más concretamente a la Manteigaria, una pastelería en la que al momento hacen los famosos pastelitos de nata. Así que nos pasamos un buen rato observando la elaboración de los mismo: parece una máquina perfecta. Ahí nos vamos con unos cuantos en las mochilas.

Se acerca la hora de comer así que buscamos algún sitio para hacer la pausa. Encontramos un buffet bastante apañado que nos hace el servicio así que reponemos fuerzas.

Al salir, vamos callejeando por el Barrio Alto hasta llegar a un mirador, donde nos sentamos a observar las vistas de la ciudad. No se nos ocurre mejor plan que acercarnos a unas de las mucha terrazas de la ciudad para tomar algo que se agradece. Así es como llegamos a la terraza Párking que está a escasos metros. Y es que, se accede a ella ¡por un aparcamiento de coches! Subes hasta la última planta y luego subes un piso más y te encuentras con una terraza moderna con muebles de madera que jamás hubieras imaginado encontrar en la azotea de un aparcamiento. Además, la consumición no resulta excesivamente cara. Así que es un buen plan para la tarde. Se llama Park y la dirección es a Calcadado Combro 58.

De ahí, bajamos hacia la zona del río para coger el tranvía a casa e ir preparando las maletas y la cena. Mañana, toca la vuelta a casa.






Día 4 - Lisboa

Tercer día en Lisboa. Tras el desayuno, nos vamos a coger los coches puesto que el plan de hoy es salir de la ciudad. La primera parada, la zona de la antigua Expo, el parque de las naciones.



Es curioso volver a un lugar en el que ya has estado pero en un contexto totalmente distinto y ver cómo ha evolucionado, recordar pequeños fragmentos,... Lo cierto es que de aquel viaje del 98 a penas recuerdo nada. Eso sí: ha sido ver una de las fuentes y reconocerla al momento.😊😊😊



Hemos dado una pequeña vuelta en la que hemos aprovechado a probar los patinetes eléctricos que hay para alquilar por toda la ciudad. Peor que los niños.😂😂😂

Volvemos a por los coches y ponemos rumbo al puente de Vasco de Gama, que tiene 17km en total de los cuales 12 son sobre el agua. La idea de pasarlo es para ir de compras al outlet que hay en las afueras. La verdad es que tenemos muy buena sensación del de Oporto pero este nos decepciona un poco: hay más tiendas pero nos parece que menos producto. De todos modos, las carteras sufren un poco.😜😜😜

Al mediodía, nos volvemos a reunirnos para comer una rica hamburguesa y tomar el café. Nuestro modus operandi de estos días para reponer fuerzas.😁😁😁 Volvemos a poner rumbo a casa para dejar las cosas y acicalarnos. Y comienza lo que podría denominarse una tarde llena de catastróficas desdichas.

Las tarjetas de transporte no están cargadas por lo que nos acercamos hasta la estación de tren. Cuando nos estábamos acercando al andén, nos empiezan a seguir unos: dos delante, dos en medio. La máquina de cargar: en un subterráneo. Ahí nos vemos avisándonos unos a otros para no seguir. Media vuelta hasta que los 4 chicos entran al tren y este se va delante de nosotros. Pasado un poco el susto, volvemos a la máquina del subterráneo para cargar rápidamente y salir de ahí. Eso sí; aprendimos varias cosas a hacer en casos similares.

Poco a poco, nos vamos en busca de una parada de autobús para poder acercarnos al barrio alto a tomar una caña mientras escuchamos cantar fados. Por fin llega el bus para emprender el camino (una hora más tarde), cuando nada más montarnos, las tarjetas nos fallan; con el agobio, las hemos cargado sólo para el tren.🤦🤦🤦 Toca pagar el billete. Pero nos bajamos dos paradas antes donde hay metro para conseguir cargar bien las tarjetas transporte.

Y ahí siguen las desdichas: los autobuses no llegan, nos damos cuenta de que no vamos a llegar a los fados, empieza a ser todo un poco absurdo. Así que, cambio de plan: buscamos algún mirador cercano y una chica en la parada nos ayuda con algunas directrices. Vemos el autobús que debemos coger y corremos un sprint absurdamente puesto que finalmente tarda en arrancar. Nos montamos; la chica, también. Y ahí nos vamos a intentar llegar al mirador de San Pedro de Alcántara.

Y por fin, conseguimos llegar. Ya de noche, pero nos hemos ganado la cerveza en la terraza con el fado de fondo, ya que al llegar vemos que hay música en directo. Algo que sale bien, ¡al fin! De vuelta a casa, pasamos por el barrio alto y se ve ambiente. Pero nos queda llegar a casa y sobre las 11, para rematar, unas ricas pizzas, algo de picar, vino y cerveza. 😁😁😁




Día 3 - Lisboa

Antes de que suene diana, ya están prácticamente todos en marcha: el calentador no ha arrancado y la primera tanda ha sufrido la ducha fría. Menos mal que han conseguido ponerlo en marcha. Un desayuno al gusto y a las 9:15 ya estábamos saliendo por la puerta para coger el autobús 727 hacia el monasterio de los Jerónimos.

Para las 9:45 ya estamos en la cola de las entradas, puesto que abren a las 10:00 y suelen hacerse colas. Si vais en grupo, os podéis poner unos en esta cola y otros en la entrada al monasterio para evitar la cola después. Aunque no nos ha costado más de 10min entrar.


Lo cierto es que aunque la entrada de 10€ es un pelín cara, merece la pena la visita. Impresiona ver lo bien cuidado que está y las dimensiones que tiene. Además, casualidad, había servicio y siempre hay algo especial en entrar a un sitio de culto y verlo así. Al menos a mí me suele gustar observarlo.

Tras aprovechar la parada para ir al servicio, hemos ido a visitar la iglesia desde la planta, entrada que es gratuita. Al salir, aprovechando que prácticamente estábamos al lado, nos hemos acercado a la famosa pastelería de Belem para hacernos con uno de los célebres pastelitos, que junto con un café con leche, ha sido el tentempié de media mañana perfecto. Una vez recuperadas las fuerzas, nos hemos cogido el autobús 15E para acercarnos al centro y dar una vuelta antes de comer. 


A pesar de la lluvia, visitamos las calles centrales y entramos a un par de tiendas, entre ellas, en una de cerámica al peso en la que nos dejamos embaucar y acabamos comprando, posiblemente, más de la cuenta.😂😂😂 Con las mochilas cargadas, seguimos hacia el mercado: es la hora de comer y nada mejor que  el mercado de Ribeira (el Time Out market).

Y ahí comienza la Odisea de encontrar sitio para todos. Nos desplegamos; cada uno a una punta. Localizamos una mesa que parece que se va a librar pronto y ahí nos colocamos cada uno en una esquina, haciendo presión, cuando notamos que empieza un liguero movimiento en las cazadoras y ahí que nos lanzamos. Un pequeño contencioso con otro señor que pensaba que el mercado era suyo. Pero finalmente conseguimos las sillas necesarias. Solo nos queda escoger qué pedir entre los muchos puestos que hay.



Al final, hemos probado bacalao y algo de pulpo. Muy rico, la verdad. No es que sea especialmente barato pero para mí, recomendable. La sorpresa ha venido al levantarnos cuando me encuentro que una de las palomas que revoloteaban por ahí ha decidido hacer sus necesidades sobre mí.🤦🤦🤦

Acicalados, nos hemos ido hacia el centro, hacia la plaza del comercio y hemos paseado por la zona de las tiendas. La parada técnica ha sido en Ginjina para probar el típico Ginja por 1.40€ el chupito. Más aceptable de lo que podía pensar.



Tras reponer las fuerzas con un café (que nos ha costado poder tomar unos cortados tener que pedir otro vaso de leche a parte, pero todo sirve para conseguir nuestro objetivo💪💪💪), nos dirigimos a la parada del famoso tranvía 28. Pero al poco de llegar, al ver que la cola es inmensa, seguimos al plan b: tranvía 12, recorrido más corto pero sirve para dar una vuelta por las zonas altas de la ciudad. Una experiencia divertida siempre y cuando puedas ver algo desde la ventana.😂😂😂



Poco más nos queda antes de acabar el día: un autobús que llega casi derrapando a la parada y en casa, no sin antes una visita fallida al super. Nada que no se arregle gracias a una visita al mini market de la esquina: cena resuelta.

Tras un café para poder afrontar la última recta del día, nos vamos hasta el.punto de origen del tranvía 28. Pero al ver las colas, decidimos que mejor la ruta alternativa del 12E.