martes, 30 de julio de 2019

Día 4 - Bangkok

El día de hoy es más tranquilo a priori. Nos dirigimos primero al columpio gigante y Wat Shutat, el único templo de.primera ordenación. Hoy se agradece no estar en lo más central ya que no hay tanta gente.

Al salir, cogemos el 1 de camino al buda de oro que ayer no pudimos ver. El sol aprieta bastante al estar despejado y cogemos agua. A la salida, buscamos el autobús 508, tras un rato de búsqueda, al entrar en el supermercado nos dicen que no existes y que para ir al MBK mejor el el metro. Así que, hacemos caso y cogemos el metro hasta sillón y después cambiamos al BTS hasta National Park, aunque nod confundimos y nos bajamos en la anterior así que ahí estamos un rato esperando a que vuelva el siguiente BTS.

Primera parada en el MBK; un iced latte para refrescar. Un poco de recargar las pilas y al rato nos vamos a echar un ojo a los puestos. Desde ahí, nos dirigimos a la casa de Jim Thompson. La verdad es que al llegar nos sorprende para bien. Todo el mundo viene a visitarlo y no sabía el porqué pero la verdad es que es un a gozada ver la combinación de arquitectura occidental con las casas tradicionales tailandesas. Eso sí, nada más llegar, empezamos a sudar como si no hubiera un mañana de la humedad del jardín.

Al acabar la visita guiada, el cielo está negro. Así que toca acelerar para intentar llegar al hotel sin calarnos. Buscamos el 47 y tras demorarbos un poco debido al tráfico, llegamos al hotel con el tiempo más justo de lo esperado. La idea era comer algo antes de subir al aeropuerto pero preferimos coger las mochilas y tirar hacia la parada del bus (A4, Nittaya Thai curry). Tarda en llegar y cuando lo hace, nos lanzamos como si no hubiera un mañana. Un señor se ríe de nosotras por vernos abalanzarnos a por los asientos. Por 50thb en menos de una hora, llegamos Don Mueang no sin antes llevarnos un frenazo de regalo por un lagarto de medio metro que se pone a cruzar la carretera en medio de Bangkok.

Al llegar al aeropuerto, teniendo tiempo, comemos algo antes de embarcar y pasar el control. En menos de una hora llegamos a Siem Reap, un aeropuerto pequeñito pero muy bonito. A la salida nos espera el tuk-tuk para llevarnos al hotel. Así que nada más aterrizar ya nos empezamos a hacer a este ambiente. Ya en el hotel, poco más nos queda: ducha y a la cama. Mañana será otro día.




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