martes, 9 de agosto de 2016

Día 10 - Helsingør/Hillerød

Hoy tenemos por delante un día de trenes. Nos vamos al norte a visitar varios castillos y para ello, toca un primer desplazamiento al centro de la ciudad para enlazar con el tren que nos va a llevar hasta Helsingør. Como hemos cogido el metro antes de lo marcado en el horario de la web de trenes, llegamos sin problema a hacer el enlace.

En los 40 min de trayecto, me pongo al día con el blog y leo un rato (siempre hay que llevar un libro encima para amenizar los trayectos). Llegamos hacia las 9.40 a Helsingør, el pueblo costero más cercano a Suecia. Pero no nos hemos acercado por eso; la visita se debe a que en este pueblo está el Castillo de Hamlet, Krononborg. No hay perdida para llegar y para las 10 ya estamos en el Castillo.

Debido al cuarto centenario de la muerte de Shakespeare, durante julio y agosto hay representaciones de la obra en el castillo. Así que, nos unimos a la representación. Muy entretenida y una forma muy amena de visitar el castillo. Una pena que sea temporal ya que es el plus que tiene la visita al castillo. Por lo demás, es un castillo bastante austero si no.

Nos toca volver al tren. Esta vez, en 30 minutos nos plantamos en Hillerød. Tras la pausa para comer nuestro picnic, nos acercamos al centro donde se encuentra el castillo. Es enorme en comparación con el de la mañana. A pesar de que sí, como castillo es impresionante, la exposición que alberga no nos dice nada. Puede que sea que el cansancio ya empieza a pasar factura.

En lugar de volver caminando, aprovechamos que el cielo está dando tregua y nos volvemos en ferry (lo incluye la Copenhage Card😝😝😝). Nos sirve para descansar y para resguardarnos de la lluvia porque, cómo no, vuelve a llover. Es la hora de la lluvia, no falla  Así que, al llegar al centro, nos decidimos por un café en una cafetería de la plaza, para descansar y meter algo de cafeína necesaria al cuerpo.

Lo bueno de la vuelta es que es tren directo así que con un poco de lectura, se amenizan los tres cuartos de hora. Realizamos un par de compras de recuerdos y como empieza a llover, nos vamos a turismo para mirar un par de cosas de cara a mañana.

Cuando amaina un poco la lluvia, nos vamos al Tivoli. ¡No nos íbamos a ir sin montar en ninguna atracción! Nos decidimos por un clásico: los columpios. Y la verdad es que a pesar de la cola, las vistas merecen la pena. Eso sí, se hace muy corto. Unas cuantas fotos más y nos vamos ya para casa. Hay que preparar la cena y las mochilas porque mañana ya nos vamos.

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