Paraguas en mano, vamos hacia la parada de la línea 6 para ir hacia el sur. La primera visita es el propio metro. Hacemos el recorrido hasta la última parada, la del ayuntamiento y ahí, a esperar. Nos colocamos todos al lado derecho del vagón cuando sale el maquinista: "Es la última estación. Ahora vuelve al norte." "¿Pero no hay una estación secreta?" "¡Ah! ¡Sí! ¡Sí!" Así que ahí nos quedamos pegados al cristal para ver la antigua estación del ayuntamiento. Muy bonita. Merece la pena esperar el giro.
Salimos a la zona del ayuntamiento. Lluvia y más lluvia. Así que paraguas en mano, con niebla a tope, cruzamos el puente de Brooklyn. Tendremos que intentar volver para ver el Skyline pero vamos poco a poco. Hasta nos cruzamos a Santa Claus corriendo.
Nos damos una vuelta por Dumbo: Washington Street, Pebble beach, el carrusel,.... Ya sabíamos que al ser navidad estaría todo cerrado pero está más de lo esperado. Nos cuesta encontrar dónde tomar un café hasta que damos con Zaruma Gold Coffee. Personal muy atento, que incluso nos dejan usar el servicio del personal. Si pasáis, el croissant de chocolate está buenísimo.
Está levantando ligeramente y aprovechamos para volver a recorrer la zona de Dumbo y sacar fotos de Manhattan. Recordad siempre aparentar medir 1.8 para evitar la double chin.
El resolillo nos invita a comer nuestro sandwich con vistas al skyline. Una oportunidad que no se puede perder nadie las gaviotas de la zona.
Desde Brooklyn heights park nos vamos hacia el metro. Primer escollo: lo cogemos en dirección contraria. Suerte que seguido viene el metro para subsanar el error. A la hora del trasbordo de Jay Street metrotech. Nos cuesta encontrar la línea R. Tanto que llegamos a salir de la estación para volver a entrar por otro lado sin ser necesario. Para la línea R, simplemente tenéis que cruzar el andén de la ACF y al final, llegaréis a la zona en la que podeis enlazar con la R. Solucionado el pequeño problema, en unos 25min llegamos a la zona de Dyker Heights. Decidimos que para qué caminar, así que, decidimos coger un bus que nos acerque más aún. El B1 "lo dejamos pasar" por pensar que toda la cola no se subía por algo en concreto. Menos mal que en seguida llega el B64 que nos deja en el mismo lugar.
Y así empezamos con el show de las luces. Es como entrar en una película. Hay algunas más sencillas pero lo cierto es que se ve cada espectáculo.... Ahí estamos de casa en casa. Hasta acabar dentro de una. ¿Cómo? Porque uno de los dueños sale a la calle a pedir un favor y.... La suerte de saber idiomas, querida. Ahí nos vemos, en el jardín de una familia sacando fotos para la posteridad. Pero no solo los que ejercemos de fotógrafos. Todos en bloque. Y cerrando la puerta al resto.🤣🤣🤣
Decidimos adiós a nuestros nuevos amigos para seguir con la ruta. Al final casi pasamos dos horas en la zona. Pero decidimos hacer una parada técnica en busca de "servicios" y solucionado el problema, emprendemos la marcha a casa.
Aprovechamos el trasbordo para comprar leche y pan y seguir a casa. Úlltimo trayecto en autobús, el cual casi no cogemos porque el conductor, a pesar de las señales, no quiere parar. Nos queda rematar el día: agradecemos que la cena sea solo calentar. Los 20.000 pasos diarios pasan mella.
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