Ya con la tripa llena, desembarcamos en lanchas. De nuevo con la familia canaria. Comenzamos la visita por el templo Wadi al-Sebua, en pleno valle de los leones, donde vemos las primeras esfinges de Ramses II.
Hoy vamos ya más aclimatados. También hace mucho el hecho de que no sean ni las 8 de la mañana. Algo que se agradece especialmente en el paseo hasta llegar al templo de Dakkar, el templo dedicado a Thot. Ahí vemos inscripciones en griegas junto a las egipcias, dando visibilidad al paso de ambas civilizaciones. Una pequeñas compras, un poco de hacer de banco de cambio de divisa y a seguir.
Para finalizar, visitamos el templo greco-romano al-Maharraqa, en el que observamos un tipo de capitel que no identificamos ni como jónico, dórico ni corintio, más bien como un mix. Y ya con 37° a las 9:30 de la mañana, vuelta al barco que por hoy, ya es suficiente.
Según llegamos, un snack: falafel. Y como nunca es mala hora, una cerveza egipcia bien fría para hidratarnos. El día mayoritariamente es dedicarnos a descansar: leer, chapuzón,... Eso sí, antes de comer, no podíamos perdernos la emisión privada del documental sobre el lago Nasser y el traslado de los distintos templos organizado por la UNESCO. Las caras, Juan, las caras al ver la estampa del cine privado que nos han organizado.🤣🤣🤣
¿Sabes cuando te apetece comer algo y justo te lo ponen? Pues eso mismo. ¡Patatas fritas! Si es que la felicidad son esas pequeñas cosas. Bueno eso y el kofta, el goulash de queso y, como no, el tomate con aceitunas que va para dentro. Una pequeña siesta para recargar pilas y a seguir con la vida contemplativa: leer, chapuzón y vuelta a empezar. Claro está que es preciso una pequeña merienda.
Último atardecer en el lago Nasser. Es distinto. Peculiar. En fotos no se aprecia pero el sol desaparece como cuando aparece la luna aún rosa en un cielo totalmente oscuro. El cielo no se pone totalmente naranja sino que el sol solo ilumina hacia el cielo, como si fuera una linterna. El paisaje recuerda a atardeceres en países en los que pueda aparecer un hipopótamos en el lago.
Última cena. Aunque nos queda todavía las maletas y todo por hacer, la sobremesa se alarga: por un lado, la gestión de las propinas, por otro, la charla con el guía. Conocemos un poco más Egipto, el día a día de la gente mientras que él, aprende algunas palabras en euskera. Intercambio cultural entre traductores. A las 22:45 ya nos vamos a recoger todo. Mañana toca visitar Aswan.
La verdad es que es un lujo estar 38 pasajeros en el barco a final de temporada. A mí me ha recordado a un crucero por el Mississippi. Por si alguna vez hacéis este crucero, nosotros hemos estado en M/S Prince Abbas, de la naviera Mövenpick. Muy recomendable. El personal super amable, super atentos.
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