Nos despertamos y viendo que no llueve, aunque no haga un sol de justicia, decidimos ir a la playa. Desayunamos y después alquilamos las bicis para ir a la playa.
Parecemos 'Verano azul'. Eso sí, lo de conseguir que no nos atropellen no es tan sencillo, ni siquiera yendo en bici. La escena de la playa es bastante desoladora: sacos de arena para que el agua, aun brava tras el tifón, no inunde la zona, a penas unos pocos turistas buscando relax,...
Tras un par de horas descansando, volvemos al centro en busca de nuestras compras: la ropa de la sastrería y las gafas. Y antes de volver al hotel, una última parada en Barley para comer esos ricos Wonton fritos. Una delicia.
Todavía tenemos un rato para darnos un chapuzón en la piscina del hotel. Con nuestros bártulos, nos vamos a la montaña de mármol, una especie de recinto con diferentes cuevas y pagodas que no pudimos ver de camino a Hoi an por el temporal.
De ahí nos dirijimos al aeropuerto de Da Nang. Tras cerciorarnos de que no llevamos nada que no es nuestro en la maleta, las precintamos. Tres horas por delante que aprovechamos para guarrear en el Burger King con un pollo que no es pollo.😂😂😂
Un vuelo corto pero algo movido nos lleva a Ho Chi Minh. Movido y con gente curiosa: una mujer con algodones verdes en la nariz, un señor con una barba tipo Gandalf pero que no le salía de la barbilla sino del pescuezo,... Ya nos reímos.
En taxi nos acercamos al hotel. Parece que está céntrico aunque para llegar hay que pasar por unas callejuelas que por la noche no nos hacen mucha gracia. Veremos que tal todo mañana por la mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario