Amanecemos en el paraíso. Descorrer las cortinas y ver Halong es precioso. Mientras I sube a la cubierta a hacer Tai Chi, G y yo decidimos vaguear y ducharnos.
El desayuno, con puntualidad británica, decente. Se sienta con nosotras otra mujer Australiana (a lo largo del viaje nos estamos encontrando muchos australianos; nos han comentado que viajan mucho), con bastante mal despertar, por cierto.
Al acabar, nos preparamos para irnos a los Kayak. G se queda en la cubierta a tomar el sol y a cuidar de nuestra colada que hemos extendido por las hamacas para que se seque. Cosas de viajar low cost.😂😂😂
I y yo nos vamos a los Kayak. Sólo vamos a estar 45min, tiempo suficiente para entrar por la cueva de 4m de alto por 10 metros de ancho y 15 de largo al lago que se crea entre las rocas. Precioso. Por fin conseguimos esa sensación de calma t tranquilidad entre tanto turista.
Vamos sin cámara, así que I, con la gracia y simpatía que le caracteriza, le pide a dos chinos de nuestro barco que nos saquen foto. Así descubrimos que son padre e hijo que hace 20 años, a la edad de 9, emigraron a EEUU y ahora el hijo ha venido con el padre a la tierra que los vio nacer. El padre está conociendo un Vietnam que desconocía. Entrañable. Curioso, además, que este no sepa mucho inglés incluso después de tanto tiempo viviendo en otro país.
Y por fin, ¡conseguimos ver los monos! Primero las crías. Luego vemos como los matorrales se mueven muchísimo, lo que nos hace intuir que están descendiendo los padres. Y ahí aparece la madre con un bebé colgando y el padre. Curioso lo que nos parecemos a ellos. Realmente tienen la misma cara que un anciano.
A la vuelta, una ducha y preparamos ya el check-in. Una clase de preparación de rollitos y la comida antes de bajar. Eso, y que piensan que hemos robado el cubre camas. A ver para qué creen que lo queremos cuando justo-justo nos entran nuestras pertenencias.😒😒😒
De vuelta al puerto, seguimos de charleta con Sergi y Carles, dos catalanes cuyo viaje ya está dando los últimos coletazos. Intercambioamos los facebook y a ver si nos vamos de pintxos.
Ya en tierra, nos recibe nuestro agente de viajes particular. Le comentamos que queremos ir a Ninh Binh y él nos ofrece llevarnos hasta el autobús y el billete por 10 dólares. Ha sido tan agradable estos días que no nos lo pensamos mucho. Y tal vez deberíamos haberlo hecho.😂😂😂
De camino a la parada del autobús, hace un giro de 180°, momento en el cual otro coche casi nos embiste. Eso sí, ¡qué civilizados! Ni un grito ni nada. Bajada de ventanilla, disculpas y ya.
Ya en la parada, nuestro amigo nos da una botella de agua a cada uno y ahí que llega el bus, lleno de locales. De locales y de un gallo.😂😂😂 menudas 4h noa esperan por delante. Calor, un autobús lleno, ganas de mear. Bueno y el restop. ¡Qué baños! Jajajajja. De los orientales jajajaja. Entre eso y la timada por las botellas de agua fría por ser turistas, deseamos que pasen las 2h siguientes rápido.
Ya en Ninh Binh, entramos en la oficina de correos que está en la propia estación de autobuses. Les pedidos la contraseña del WiFi y muy amables nos dan la contraseña del WiFi interno. La verdad es que hay gente muy amable. Y ahí estamos las tres buscando donde alojarnos, dándole a booking y tripadvisor, y junto a nosotras un lugareño ofreciéndonos diferentes hoteles.
Al final reservamos el Kinh Do Hotel. Llamamos al mismo y vienen a recogernos. En 10 min ya estamos en el hotel. Una ducha que sienta de lujo después del calor sufrido en el autobús y bajamos a por unas cervecitas frescas y a cenar. Buenísimo.
Después de la cena, contratamos el coche para mañana para ir a ver Tam coc aunque él y otros turistas nos recomiendan Trang an en su lugar por estar menos masificado.
Así que con los deberes hechos y las fotos subidas a la nube, nos vamos ya a dormir. Que las camas tiene pinta de que nos van a dejar descansar.
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