viernes, 2 de agosto de 2019

Día 7 - Siem Reap

El tercer día en Siem Reap es para el relax.  Descansamos de lujo pero a las 9 suena nuestro maravilloso teléfono otra vez para bajar a desayunar. Es curioso que lo hagan, la verdad.

Tras desayunar, M y MJ se quedan en la habitación descansando, ya que MJ se ha despertado con un tirón en el cuello, mientras G y yo bajamos a la piscina. Un baño rápido, un poco de leer y antes de la hora tenemos que salir pitando a la habitación porque se pone a llover y visto cómo ha caído esta noche, cualquiera se arriesga.

Al mediodía, G y yo vamos de avanzadilla para ir pidiendo la primera cerveza. Según llegamos, se da el segundo corte de luz del día. Menos mal que para la cerveza no hace falta electricidad, 🤣🤣🤣. Al rato, pedimos la segunda pero cuando empieza a jarrear, cruzamos la carretera para comer en un tailandés y no en un indio. Probamos un plato típico camboyano: lok-lak, una especie de carne de ternera estofada. Muy rica.

Para descansar, nos vamos a buscar un lugar de masaje que nos convenza. Nos quedamos con uno grande en el que siempre hemos visto gente. (1h, 5$) Primer escollo: ir con mono que no se puede subir sobre la rodilla; ahí que me visten con pijama. Una pena que lo hacen sentados y no es la misma sensación. Lo cierto es que da un poco de cosa ver que las masajistas sean jóvenes, además, hay ciertos gestos que dan mala espina. Tras comprar unas camisetas de recuerdo, volvemos al hotel para descansar un rato antes de salir a cenar.

Ya por la noche, volvemos Pub street para cenar y finalmente acabando comprando algún otro regalo más. Sólo nos queda montar las mochilas para el viaje.




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