miércoles, 13 de agosto de 2025

Día 13 - Jeju

Ultimo día en la isla. Salimos ya desayunados de la habitación. Sacamos el coche con sumo cuidado, cargamos los trastos y seguimos con el road trip.


Empezamos la mañana con la visita a las diferentes cascadas que hay en Seogwipo. Primeramente, Jeongbangpokpo: una cascada que da al mar (como las otras dos). Nos sorprende esto ya que estamos acostumbrados a otro tipo de cascadas.


El calorazo y la humedad aprientan y agradecemos montarnos en el coche para desplazarnos a Sejeongbang hasta que nos damos cuenta que para ir a esta es el mismo parking. Vuelta para atrás. Eso sí, el fresquito del aire acondicionado nos ha venido bien.  A lo largo de la isla de Jeju, se observan distintos distintivos a modo de lazos colgados de los árboles: son distintas formas de señalizar distintos recorridos. Al parecer, están intentando fomentar los distintos trails que hay por la isla.


Para finalizar la mañana nos queda la última cascada, Cheonjiyeonpokpo. Sin duda, la más turística: camino plano. Ahí nos cruzamos con Latxi, un perro-oveja que, como todos los que hemos visto, acostumbra a no tocar el suelo ni de broma. Fotitos de rigor, a nosotros y a Latxi para su book, y vuelta. Entrar al coche está siendo lo que más agradecemos.

Nos queda la última parada antes de comer: Oedolgae, una piedra vertical erosionada con el tiempo. Tenemos suerte y aparcamos en la zona gratuita (de churro, no por premeditación). Arriesgamos a ir sin chubasquero y... gran fallo. Al llegar justo al mirador, empieza la lluvia. Con suerte, dura unos pocos minutos y aunque nos mojamos, nada grave.


En el coche, decidimos ir hacia Uniqlo para ver si con suerte en esta tienda bordan (no hay suerte) y  echamos gasolina (o lo intentamos porque sale mal: cobran pero no se llena el depósito).

Hora de comer. Abrimos Naver a ver qué se cuece en la zona y nos decantamos por un buffet coreano. Según aparcamos, diluvio universal. Y otra vez, como si hubiéramos caído en una especie de motel de carretera, aterrizamos allí. Un buen plato de arroz con distintas comidas coreanas nos saben a gloria. Sobre todo el huevo a la plancha que nos hace.😋😋😋


Toca tirada de coche pero antes, un piti stop en un Edita café para superar la modorra y, esta vez sí,  carga de gasolina. En esta ocasión es una gasolinera con personal de servicio y a pesar de bajarnos del coche, nos percatamos de que aquí, no hace falta ni que te muevas: ponen la gasolina,  te cobran,... Todo sin bajarte del coche.

Y ahora sí, rumbo a buscar los sellos que nos faltan.🤣🤣🤣 A unos cuarenta minutos está Daepo Jusangjeoli, un acantilado. Las rocas son basálticas, recuerdan a los paisajes de Islandia. El mar, sin embargo, recuerda al de casa: con fuerza. Tras observar un rato el espectáculo (tanto el qué ofrece el mar como el que ofrece el ser humano), y con nu qt o sello en el pasaporte, toca ir a la caza de los últimos dos del día (y estos sí que van a costar).


El Pekín Express comienza intenso: nos cuesta encontrar el parking y encima caemos en el de pago, pero eso no es lo peor. ¡El sello está en la oficina de venta de entradas a 200m escaleras empinadas arriba!🙈🙈🙈 Allá que vamos: glúteos y cuádriceps a tope. Pero por el sello, lo que sea. Y de regalo, varios picotazos.



Cambio de parking, 5min en el coche refrigerándonos (que siempre se agradecen) y a por el sello de la playa Yongmeori. Coche aparcado, una caminata y conseguido. 10min por detrás de lo previsto, ahora sí, ponemos rumbo a la última parada antes de dejar el coche.


O'Sulloc, además de museo y plantación del té, también es tienda de cosméticos. La cartera empieza a temblar según entramos. Una es débil.🙈🙈🙈🙈 La compra es rápida y llena de ofertas: aprovechamos todas.🤣🤣🤣🤣 De refilón, además de ver las supuestas plantaciones de té, probamos el helado de té marcha. Todos los checks del día hechos. Pensábamos que nos iba a sobrar tiempo pero al final vamos contra reloj.


Último tramo en coche, con el atardecer de fondo, y la música a todo trapo. Es verano, y Jeju, por fin, lo sabe. Da pena que empiece a despejar ya cuando nos vamos, pero la climatología no depende de uno, así que, habrá que volver.😜😜😜

Último U-turn cagándome en los coreanos y su pésima conducción. Según ponemos un pie en lo del alquiler de coche, el chico está al acecho para coger las llaves y hacer la revisión. ¡Qué prisa! El coche, una gozada: maletero amplio, el coche por dentro también amplio. Un Kia K3.

Con nuestros barrukoa, cogemos el bus para ir al alojamiento. Tras el self-checking, y conseguir poner el aire acondicionado en marcha, nos vamos a cenar. Caemos en una barbacoa coreana junto al alojamiento. ¡Tremendo acierto! La carne buenísima, el local muy mono, y las chicas muy majas. Muy recomendable si alguien se aloja por ahí.


De vuelta al alojamiento, toca ducha gustosa y encerrar de nuevo la ropa para lavarla (gajes de cenar en una bbq coreana). Mochilas cerradas. Mañana, otra vez, toca madrugar para ir al último destino. Esto empieza a oler a final.😭😭😭

Pasos: 17 585 pasos

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