Necesitamos lavar la ropa, especialmente la de la BBQ coreana🤣🤣🤣, así que le preparamos las bolsas a la chica del alojamiento ya que anoche nos comentó que en la zona no hay nada y que ella se encargaba.
Comenzamos la mañana adentrándonos en el Hanok Village y no hacemos ni 300m y ya empezamos a pecar con las compritas.🤣🤣🤣 Tras apagar un poco nuestro impulso consumista, subimos hasta Omokdae para ver la vista de la ciudad: choca ver los Hanok h la ciudad actual de fondo. Desde ahí, después fumigarnos con Relec, nos vamos hacia Jama, un barrio lleno de murales que da color a una zona no tan vistosa. Está zona, a diferencia de Ihwa en Seoul, es mucho más colorida y está mucho más llena de dibujos. Personalmente me parece que tiene algo más que la zona de Seoul.
Al llegar a la zona alta, decidimos parar para un refigerio: un lugar un tanto kitsch en el que el color y el horror vacui acecha un poco en cada esquina. Eso sí, los cachivaches que tiene son muy chulos.
Arrancamos hacia la zona del río e hincamos el diente a los melocotones: digo hincar porque casi los muerdo en el primer mordisco. No sé si estos melocotones van a madurar en Korea visto lo visto. Llegamos a una calle que parece de distintos artesanos: cerámica, coser, etc y nuestras tarjetas empiezan a temblar mientras los souvenirs útiles que diría ClaraB empiezan a venirse con nosotros.
A medida que nos acercamos más al centro del Hanok village, se percibe más ambiente y más gente: una especie de ciudad turística de día con diferentes puestecitos y tiendas: helados, souvenirs, comidas varias,... Nuestro segundo acercamiento al mercado vuelve a no tener éxito (totalmente cerrado y no parece que ahí haya habido algún puesto de comida o similar) así que vista la hora, buscamos donde poder comer algo por la zona centro.
Con la tripa llena, nos acercamos a casa para dejar los souvenir y ver cómo va el tema de la colada. Además, queremos reservar en taxi para mañana por la mañana ya que el tren sale temprano. Y así es como comienza la aventura de Pekín express: la colada estaba ya toda limpia y seca por tan solo 10.000 wones pero el tema del taxi, se complica. En un coreano - francés fluido porque piensa que somos los otros huéspedes (y yo me doy cuenta ya cuando la conversación va a medias), nos dice que al ser tan temprano (6am) que no hay taxis. Lo intenta por todos los medios pero nada: todos rechazan reservar la carrera por ser temprano. Pero ella se ofrece a ayudarnos y pedir un Uber por la mañana así que quedamos con ella a las 5h40. Yo sigo alucinada con el no poder reservar un taxi a cualquier hora del día: no hablo de precio y el no querer pagar la cantidad que te piden, digo que dicen que a esa hora no se trabaja.🤣🤣🤣 Pues habrá que confiar en el proceso.
Con todo pseudosolucionado, decidimos hacer la última visita del día no sin antes buscar una cafetería mona con pinta de servir buen café. Acabamos en Caffe, junto al parque DeokJin y ahí es donde nos damos cuenta de que hay un cartel de una especie de academia de barista y es que parece ser que para abrir cafeterías has de tener estudios concretos. La verdad es que en las cafetería tipo de café de especialidad da gusto cómo lo ponen.
El último trago nos lo ponen para llevar ya que empieza a ser la hora del atardecer y es la hora con buena luz para las fotos. Al blog en el que leímos que de venir a este parque merecía la pena hacerlo al atardecer, mis dieces: la luz es espectacular y resalta, especialmente, a la hora de fotografiar tanto el exterior como el interior de la biblioteca.😍😍😍
La vuelta la hacemos de nuevo en autobús y decidimos hacer la ruta de los GS25, CU y hacernos con la cena. La idea: hacer un picnic en la mesa de fuera del alojamiento. Tras cenar solo queda hacer las mochilas y dejar todo preparado. Mañana toca madrugar.
Pasos: 23.638 pasos
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