De todas las cafeterías de las chinchetas de mi Maps, acabamos en Yoyogi: un lugar de estilo muy japonés, tranquilo y relajante. Un café muy rico: intenso. ☕☕☕☕
Aprovechamos para hacer unos recaditos, una vistilla a Muji y una comprar de supervivencia en el Mercadona.
Ya en casa, tras un momento de impas e indecisión, nos vamos de camino al aeropuerto en Cabify. Como unos marqueses, llegamos en unos 20 minutos, directos al control y en pocos minutos ya estamos pasando el control de pasaportes. Al llegar a nuestra zona, un primer avituallamiento para reponer fuerzas y descansar cuerpo y mente no sin antes encontrarnos con el primer euskaldun del viaje. 😊😊😊
Cambio de lugar para buscar unos enchufes y algún sofá mientras estiramos, cambiamos mochilas y últimos retoques.
Tras pasar por el mostrador al escuchar nuestro nombre y comprobar que todo correcto. Un embarque rápido y cada uno a su asiento. Un primer disgusto cuando vemos que ¡la ventana está tapada! No sabemos si por alguna puerta de fuera o por la pegatina de la compañía. Grata sorpresa al descubrir que no es nada de eso sino que en lugar de persianas ¡los cristales se aclaran y oscurenecen al gusto!
Un esfuerzo para no dormirnos antes de que traigan la cena. Nosotros ya climatizados, pedimos el Bibimbap y una cervecita coreana.🫰🏻 Visita al baño tras finalizar la cena y listos para afrontar la noche. ¿Habrá suerte y dormiremos o se resistirá la cosa?
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