sábado, 9 de agosto de 2025

Día 9 - Gyeongju

A las 5am toca la diana. Empieza el día y a rezar de que vaya bien el primer tramo. Todo recogido, pero más 5:40 todavía no ha aparecido nuestra anfitriona. Empiezan los nervios así que buscamos en Uber y solicitamos trasporte. Justo en ese momento, aparece la anfitriona disculpándose por el retraso y mientras nos dice que la sigamos y que cojamos la llave, vamos por los callejeamos cancelando el Uber que hemos pedido nosotras. En la esquina nos espera nuestro driver, y con una despedida rápida, nos vamos pitando. Llegamos super puntuales y por el mismo precio prácticamente que cuesta el autobús (6700krw). Ya todos respiramos. Así que según ponen el andén, directos al tren.



Los trenes son puntualidad japonesa: al igual que allí, los trenes paran donde está la señal. Llama la atención lo suaves que van los trenes: un arranque que casi no se percibe, bastante silencioso,... Una gozada. Solo queda aprovechar el primer tren para poner al día  el blog.


En Osong, aprovechamos el trasbordo para pasar por el baño y hacernos con un cafecito y un Donuts para desayunar. Así que en el segundo tren, desayuno y descanso. Y así, con puntualidad, llegamos a Gyeongju.


La primera parada es el hotel, donde hacemos el check-in y dejamos las mochilas. Con lo importante solucionado, comenzamos la visita de la ciudad por las tumbas (y la búsqueda de sellos, porque estamos rellenando el pasaporte de la oficina de turismo como si nos fuera la vida en ello). Las tumbas son pequeños montículos localizados hoy en día en una especie de parque/jardín. Se pueden visitar la tumba de Geumgwanchong (donde tienen montado un especie de museo para explicar cómo se llevó a cabo su construcción y nos tiramos un buen rato, a punto de matar a alguien, por conseguir unos llaveros y unos imanes gratis y la de Cheonmachong (donde un niño identifica que nuestro móvil es un Pixel y como si fuera una rara avis, los ojos se le salen de las órbitas de la emoción).


El calor a pleno mediodía no es pequeño y además, el hambre empieza a apretar así que nos acercamos a a comer algo y menudo acierto. No nos cabe la comida en la mesa: bulgogi, mandus, donkatsu,... Todo buenísimo. Gratamente sorprendida.


Para poder seguir un poco la tarde, necesitamos un café así que nos acercamos a una casita monísima que hemos visto. La consigna es clara: que tenga aire acondicionado.🤣🤣🤣 Sorprende muchísimo que da igual a qué lugar vayas, rara vez está lleno el local. Aunque se vea movimiento, nos solemos encontrar los lugares prácticamente vacíos. Es algo que sorprende, la verdad.


Dejamos que la cafeína haga efecto y que el descanso ayude para afrontar la visita del bosque. La solana, el paseo y el haber dormido poco no ayudan pero, gajes del viajero. En el bosque intentamos encontrar el paseo del barro pero, desde luego, en verano, es de todo menos barro. Más bien, piedra pómez. 🤣🤣🤣

A la salida, nos acercamos al puente Woljeonggyo, paseamos por el río, cruzamos por las zamburguesas (los que habéis visto humor amarillo reconoceréis la referencia) y desde ahí, visitamos el pueblo tradicional de Gyeongju. Lo cierto es que se aprecia movimiento por esa zona.



Poco más nos queda para acabar el día: nos vamos ya para la habitación y la única salida que hacemos es al McDonald's de la esquina para cenar y poder descansar, por fin.






Pasos: 18.601 pasos 

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