¡Y por fin, una noche de dormir del tirón! Me da que los cascos con cancelación de sonido hacen su efecto. Así sí se puede, jjj.
Con el desayuno ya entre lecho y espalda y con la vajilla limpia, nos ponemos en marcha. Ya no hay autobús que se nos resiste y llegamos al Palacio Changdeokgung sin problema. Eso sí, el calor hoy se nota desde primera hora y así nos lo hacen saber también en el palacio ya que debido a las altas temperaturas, los tours guiados son más cortos de lo habitual.
Nos adentramos en el palacio y aprovechamos a a hacer las fotos pertinentes antes del tour guiado (por cierto, son gratuitos; solo hay que estar a la hora indicada en el lugar). La tour es sencillo pero para tener alguna noción de lo que se está visitando es más que suficiente. En comparación con el Palacio de Gyeongbokgung, este tiene más vegetación y en general, a mí me gusta mucho más, por los colores y la decoración.
Es hora de una paradita técnica para un café. Entrando nos encontramos, otra vez, con los del pueblo. De verdad, Seoul es un pañuelo. La cafetería Onion está alojada en un hanok de más de cien años y además de varios cafés con diferente tueste y variedad, también tienes diversos dulces y snack salados. Un buen café y algo de comer entra de lujo a estas horas, y más a la fresca del aire condicionado.
Con las pilas un poco más cargadas, ponemos rumbo hacia los hanok de Ikseondong: callejear, alguna comprita, y alguna partidita a los recreativos para vivir la experiencia. Desde ahí nos acercamos a la zona de los artistas, Insadong, y hay que reconocer que alguno de los aires acondicionados portátiles nos dan la vida. Tras una visita rápida al templo budista, nos vamos al Ayuntamiento que no pudimos visitar el otro día.
Un sol y un calor de justificia hacen difícil si quiera pasar por la explanada y sacar alguna foto así que, teniendo en cuenta la hora, buscamos refugio dentro del ayuntamiento, junto al jardín vertical. Así, mientras algunos teletrabajan, otros nos tomamos un café preparado por un robot. Cosas que ven por estos lares.
La parada se agradece, para descansar y para poder bajar un poco las revoluciones y así afrontar lo que queda de tarde algo mejor. Nos marchamos hasta Gangnam más concretamente al centro comercial Starfield a la conocida biblioteca. Tras hacer nuestro pequeño book, nos quedamos observando a posibles instagramers: algunos bastante cuadro (que ya nos los hemos cruzado por la mañana en Ikseondong).
Tras ver la estatua dedicada a Opa Ganngnam, decidimos que unos nos vamos a ver el show de las lucds junto al río y otros a casa. Pero solo tenemos una llave y poca batería así que, comienza Peking Express.
Memorizado el itinerario, los móviles pasan modo avión o apagados. Llegamos sin problema y justo 30 segundos antes de que comience el show. Lo cierto es que el show no tiene mayor gracia perdón las vistas de la ciudad desde el río con las luces de la noche sí que lo merecen. Al finalizar, vuelta a casa; llegamos sin mayor incidente.
Cargamos un poco la batería y salimos a cenar. Decidimos acercarnos a una barbacoa coreana que teníamos apuntada: Myengdong seoseo gal bi. La llegada es... a través de un callejón que tienes miedo de salir con un riñón menos al salir. Pero de verdad, merece muchísimo la pena. El lugar es lo que sería una especie de tasca, en la que tú te autosirves las bebidas, comes en una parrilla vertical y lo primero que hacen es darte una bolsa de plástico para meter tu bolso ahí para que no salga tan ahumado como tú. Cada 230gr de costilla son 18.000 krw y te la sirven junto a unos pimientos y un parte de salsas. También tienen Kimchi y arroz. Ahora el momento más hilarante fue cuando me felicitó reiteradamente por mi futuro hijo/a insistiendo en querer conocerlo/a. Cariñosamente le hemos bautizado como 'Myerdong'🤣🤣🤣.
Que sepáis que fuera tienen unos sprays con "desodorizante" para la ropa con los que te puedes fumigar al salir. La verdad es que no lo probamos pero juro que la peste a barbacoa que echamos nos echa para atrás a nosotras misas. tanto que al llegar a casa, vamos directas a la ducha (doble jabonada), esperamos en el pasillo nuestro turno y metemos la ropa en una bolsa a la espera de poder poner una lavadora. Y a pesar de todo, it's totally worth it.
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