Con todo recogido y pasando de esperar lluvias a un sol de justicia, nos echamos a las calles de Seoul. Primera aventura en autobús: uno de ellos de tamaño Polly Pocket en el que, para variar, somos los únicos occidentales (es curioso que no se ven muchos occidentales, la verdad). Y con trasbordo incluido pero según lo previsto, llegamos a Bukchon Hanok Village.
Llegamos sobre las 9:17 con intención de poder 'escabullirnos' por el barrio. Y en parte lo conseguimos al tirar hacia la zona de la derecha. Pero cuando vamos hacia la zona mítica, el señor guarda claramente nos dice que 'aquí hasta las 10:00 todos quietos'. Así que como no hay otra cosa que hacer, así lo hacemos. Y bien puntual, vamos todos en comandita detrás del señor guardia que nos hace de sereno abriendo las calles.
A pesar de ser bonito, hay que reconocer que un poco de chasco si que hay al ver claramente que son casas nuevas reconstruidas en la forma tradicional. Desde ahí nos hemos ido al Palacio Gyeongbokgung. Al haber entrado por un lateral, pierde un poco la espectacularidad pero hay que reconocer lo bien conservado que está y la entrada que tiene.
Al acabar, es preciso buscar un poco de refugio del sol y del calor así que buscamos donde comer. Acabamos en una cadena de hamburguesas de pollo 'un'. Y así, decidimos ir hacia casa pasando por la plaza Cheonggye y recorriendo el río. Un lugar de lo más agradable y que puede ser un buen pit stop en un día caluroso como hoy. De camino también nos acercamos a la catedral: poner un paso dentro es de repente trasladarte a Europa como si hubieras hecho uso de la puerta de Narnia.
La parada en casa es necesaria: por descanso, por ducha necesaria y por guarecernos un poco del calor (y porque el teletrabajo llama a la puerta). Con las pilas con algo más de batería, decidimos dar una vuelta por el barrio: alguna tienda, alguna callejuela y la cena para llevar del conocido restaurante con mención Michelin (Myeongdong Kyoja). Manda narices también que en la segunda planta nos encontremos con los que iban en la fila de atrás en el avión: el mundo es un pañuelo.
Tras callejear, caminito a casa con la parada reglamentaria en el GS25 para completar la cena: unos onigiris, unas cervezas, unas patatitas,... Ya en casa sacamos el buffet libre y lo gozamos. Realmente recomendables los dumplings. Tanto que pensamos repetir.😜😜😜
Pasos: 24.249
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