viernes, 6 de julio de 2018

Día 3 - Doha-Kuala Lumpur

Theresa no prawn

Al final se cumple lo que esperábamos: dormir bastante bien en el trayecto a Malasia. Hemos vuelto a tener la suerte de ir 2 en 3 asientos así que si le sumamos a eso el cansancio acumulado, una muy buena combinación.

Lo mejor de la noche viene a la hora del brunch (nombre acertado ya que para el horario de Doha era desayuno mientras que para la hora local era la comida). J pide los noodles con gambas pero justo los últimos los había pedido la mujer de la fila de delante. Con la tontería empezamos a bromear entre nosotros sobre haberse llevado los últimos cuando nos damos cuenta de que llama a la azafata, la cual llega en seguida, y sin mediar ninguna otra palabra mediante la pasajera le suelta 'no tiene gambas'. Nosotros por el suelo al escuchar la queja de la señora en tono totalmente despectivo, varias azafatas disculpándose, la encargada también. De hecho, le llegan a traer el pollo con arroz (que no mira con buenos ojos la pasajera) y al rato, le traen un postre de chocolate  el cual sí parece contentarla ya que saca foto, lo comenta connel de al lado y se lo zapiña sin rechistar. Parecía la jefa de El diablo se viste de Prada.😂😂😂

Una vez en Penang, volvemos a pasar por el control del pasaporte como no, por la cola más lenta. Tras recoger las maletas, nos dirigimos a salidas para facturar las destinos KL y la primera sorpresa es cuando no vemos nuestro vuelo, bueno, más bien el número de vuelo no coincide con la hora de salida. Pero el error debe de ser del aeropuerto así que nos vamos dentro a esperar las 2h que quedan para la salida.

Un café para animarnos, 3 cambios de puertas y un poco de música más tarde, conseguimos entrar al avión rumbo a Kuala Lumpur. Pasamos un rato haciendo carantoñas a la niña de delante y en seguida ya, empezamos a descender mientras engullimos unos espaguetis. Desde el aire, la ciudad parece enorme.

Recogemos las maletas y sacamos dinero para poder afrontar estos días en la capital malaya.  Salimos al punto de encuentro de nuestro chófer,pero no aparece. Acabamos llamando a la compañía, al chófer,... Y nos empezamos a desesperar/cabrear un poco. Parecemos la señora de las gambas.😂😂😂

40 min más tarde, aparece el chófer. Directos al coche. Tenemos ganas de llegar y ducharnos por fin. El trayecto se alarga algo más de una hora debido al tráfico del centro. Pero ojalá solo hubiera sido eso. Al llegar al 'hotel' a hacer el check-in, nos miran con vaca que mira pasar al tren. ¡No me extraña! No es nuestro hotel.😡😡😡

Así que habiendo pagado transfer para ahorrarnos quebraderos de cabeza, parece que no lo conseguimos. Mochilas al hombro, mapa en mano y al meollo de todo a buscar nuestro hotel. Nos cuesta unos 10min encontrarlo, gracias a un chico que se nos acerca para orientarnos.

Subimos y malas noticias: que no tienen nuestra habitación hoy, que mañana. Vemos cómo se nos esfuma nuestra ducha. El cansancio, las muchas horas de viaje y el cabreo se suman y nos plantamos. Que la situación es intolerable viniendo desde tan lejos etc. Finalmente llegamos a un acuerdo: nos dejan un dormitorios con más camas pero solo para nosotros con ducha compartida y mañana tendremos nuestra habitación. Son casi las doce y llevamos demasiados días de viaje; aceptamos.

Subimos, nos centramos, comentamos la situación,... Finalmente decidimos salir a por una cerveza que nos asiente el cerebro porque todo lo vemos gris. Salimos pasadas las doce. La calle bulle. Es una pasada el ambiente que hay. Encontramos una calle paralela repleta de puestos callejeros y en el que vemos que hay más gente, locales y extranjeros, nos sentamos. Unos rollitos, arroz, calamares, satay de pollo y ternera y unas cervezas después, tenemos otro humor que nos hace ver incluso no tan mala idea la del hotel. La ducha también nos ayuda a poner en perspectiva todo. Preparamos la ropa para el día siguiente y miramos qué podemos visitar. Casi las 3. Nos vamos a la cama, mañana toca patear Kuala Lumpur desde bien temprano.




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